La gente que va en La Romería de Santa Fortuna es bilingüe por intuición. "Así se siente el cuore después de morir", dice un verso en italiano y castellano de la primera canción de este disco, tal como lo entona el cantante Carlo Fiore, que a su vez se llama Carlos Flores, desde luego. Y más allá del idioma, el desfile completo de este grupo de Concepción tiene más de instinto natural que de ninguna escuela. Esa misma canción tiene un aire gitano pero, más que una lección aprendida de los Balcanes, lo que ahí se siente son las ganas de sonar gitano. Y antes que a Kusturica o a Goran Bregovic, estos sureños deben haber escuchado "Melina", de Camilo Sesto, en las radios AM chilenas.
El elenco inició su recorrido en 2002 y éste es su segundo disco después de La Romería de Santa Fortuna (2005). Un pueblo, un puerto, un bar restaurant o cualquier calle se adivinan como locaciones instantáneas de las canciones, a partir de la actitud desenvuelta con la que canta Carlo Fiori, y también por el repertorio que le gusta al grupo. "Penas" es una ranchera a la sureña. Se oye un ritmo pachanguero en "Volver a volar". "Romelí" vuelve a sonar gitano-nacional. "Marioneta del destino" es un vals de sentimiento mexicano. "Amor que duele" es guaracha, "Luego de la risa viene el llanto" es bolero y "Ojos de miel" es corrido. Todos ritmos para la juerga popular de ayer y de hoy.
La Romería de Santa Fortuna tiene cómo sumarse a la jarana capitalina que en las últimas temporadas han armado grupos como La Orquesta de la Memoria, Combo Ginebra o Zoronka La Tribu, para no mencionar a combos cumbieros o bailables anteriores como Chico Trujillo, Juana Fe o la Banda Conmoción. Pero su especialidad es un sonido algo más pueblerino y las letras sentimentales que se adivinan tras esos títulos de canciones. Si suena un fox-trot en Salud & fortuna, es un fox-trot con letra marinera y acordeón. Y si es un bolero, es bolero trasnochado, eléctrico y en órgano con harto vibrato, para que la música esté a tono con versos como "Ya no quiero ser mendigo de tu amor", "Yo jamás seré esclavo de tu amor" o "Ahora quiero a mis amigos, más mujeres y más vino": tres ingredientes claves en esta romería.