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Self made man

Ya es hora que este compositor pase de ser el secreto mejor guardado de la canción de autor nacional al conocimiento público. Sus canciones son una inédita exploración por el oficio rocker y la exploración melódica que jamás logra que pierdas la atención. Tras exitosos shows en Buenos Aires regresa a jugársela con un enésimo disco La edad de las moscas.

08 de Mayo de 2008 | 12:44 |

Javier Barría tiene 28 años y es el mejor ejemplo del self made man (el tipo hecho con sus propias manos) aplicado a la canción de autor chilena. O mejor dicho, self made band: graba en un computador con muy poca memoria ram, yendo, literalmente, de la cama hacia el living. Edita y distribuye sus discos, a razón de dos por año. Gestiona vía MySpace conciertos como los que ofreció durante marzo en Buenos Aires. Viaja apenas acompañado de su guitarra. En vivo también toca solo, entre amplificadores, efectos y secuencias.

—Así tocan también Jorge Drexler y Juana Molina. Es interesante, porque cada uno lo usa a su manera. Por eso nunca suena igual. Es un sistema interesante porque es fácil de armar y desarmar. Incluso se gana más plata—, explica Barría, riéndose.

Sin embargo, al escuchar Ciudadano B (2007, autoedición), su último álbum, todo lo anterior se va volviendo apenas una anécdota, un dato al pasar, una metodología de trabajo. Tal es la intensidad emocional de su voz y guitarra, la pulsión rockera-songwriter en los estribillos y la calidad de sus canciones, que hay que rendirse ante la evidencia. Y ésa es que estamos posiblemente ante el compositor más aventajado del rock nacional. ¿Logrará escapar del incómodo estatus del "secreto mejor guardado"?

Confiemos en que sí, porque Barría tiene la muy notable capacidad de torcer los acordes tradicionales y aun así construir canciones que se pueden escuchar una y otra vez. De ésas que cuando se interpretan en vivo te pegan fuerte.

Compositor wi-fi

Criado por los Beatles, las grabaciones radiales nocturnas y el aprendizaje guitarrero de Led Zeppelin, un Barría adolescente cayó rendido ante la intensidad de Los Tres a mediados de los '90. Como muchos, se instalaba cerca de Ángel Parra para comprobar su técnica y los pedales que usaba. Después estudió música en la Universidad de Chile y aunque descubrió las canciones brasileñas (tiene una banda paralela llamada Os Desafinados) también le aburrió el academicismo. "Se miraba la música popular en menos, simplemente porque es un género joven".

Finalmente decidió que todos sus ingresos vendrían de la música. Se transformó en un compositor wi-fi. Pero se conecta a Internet sólo para hacer mejores canciones. Sorprende su productividad (el 2006 editó los discos Piola y El ciclista, el 2005, Limpio y Desayuno eléctrico). Y acá está, entre colaboraciones (ha tocado con Mariel y Alüzinati), decenas de canciones y contactos con Argentina. Barría quiere llegar lejos. O mejor aun, que sus canciones lleguen lejos.

-Tus canciones tienen mucho de ese rock de autor que gusta tanto en Argentina y que curiosamente acá no pega tanto. ¿Qué tal estuvo?
-Sí. Regresé a Chile muy potenciado, aunque igual me deprimí un poco. Acá no hay tanta vida en las calles y a uno le dan ganas de regresar allá. Toqué en El Noavestruz y El Nacional de San Telmo. Son locales donde se presentan muchos compositores como Antonio Birabent y Daniel Melero. Me contacté vía MySpace, tomé un bus y toqué. ¡Es mi primer viaje de trabajo a Buenos Aires! Ahora planeo regresar a fin de año.

-Tu haces dos discos por año, ¿todo en solitario?
-Siempre. Lo hago en un PC de 256 ram. Esa falta de memoria para algunos es un crimen. Pero es un buen entrenamiento. Antes grababa apenas hacía la canción. Ahora voy desarrollándola en vivo. Cuando dejé de usar el formato de banda adopté este estilo de trabajo. Así, a medida que se toca se perfecciona y se termina armando. A mí no me gusta repetir lo mismo en vivo, la idea es que se reversione.

-Como Dylan, aunque no todos lo entendieron así.
-Es verdad. Pero transformar las canciones en vivo le permite disfrutar y seguir vivo. Es una lata cuando las bandas tocan igual que en el disco.

-¿Qué pasa que hay tan poca canción de autor rockera a diferencia de Argentina?
-Yo tengo una teoría que no está comprobada. La mayoría de las bandas de acá, hacen canciones con la idea de "pegar". Entonces, hacen una música para que el público rockee y tararean encima, convirtiendo a la letra en una especie de guitarra secundaria que faltó por grabar. Evidentemente hay que huir de eso.

Confiar en el oficio

Próximamente Barría editará su primer disco bajo un sello. Se trata de La edad de las moscas, que recuperará diez nuevas versiones de su extenso repertorio. "Están grabadas como las interpreto actualmente en vivo", dice, reconociendo que ha pasado bastante tiempo y ya se puede hablar de "obra". Será bajo el naciente sello Infanta Terrible. Mientras tanto se pueden escuchar sus canciones en el MySpace. La pulsión rocker contenida en "Morir ahí" o "Abandono" o la melancolía bossa de "Guía triste" ("voy buscando una ruta invisible / que me lleve a casa / y rompa el maleficio (...) la búsqueda será infinita"), se explicitan en "Wild horses" la célebre balada country de los Rolling Stones. Ahí confluyen todas las influencias actuales de Barría. "Es una buena canción. Sí, algo sabía que mucho del mérito es de Gram Parsons amigo de los Stones".

-Hay bandas que suenan increíbles pero sus integrantes tienen 30 años y nadie los celebra porque "es lo que deben hacer". Si tuvieran 20 los alabarían. ¿Qué ocurre si todo sale mal, finalmente? ¿Has pensado en eso?
-Entiendo a lo que vas. Lo que pasa es que yo confío en mi talento y mi oficio. Los años tocando y aprendiendo van dándote confianza. Y lo que hago no se va a detener. ¿Sabes? Si me va mal seguiré haciendo música. Siempre. No sé, terminaré haciendo clases en los colegios por último.