SANTIAGO.- Aunque suene extraño, el Ángel Parra Trío volvió a ser "trío" en 2007. Eso porque había transitado por un período en que se convirtió en quinteto, y aún así se llamaba Ángel Parra Trío.
El año pasado grabó el disco de foxtrot y swing chileno Un año más, con invitados estelares como Valentín Trujillo (piano) y Panchito cabrera (guitarra). Su historia se remonta a 1992 cuando el grupo editó su debut, Ángel Parra Trío, mientras sus músicos descansaban de la vida pop de Los Tres: Ángel Parra (guitarra), Roberto Lindl (contrabajo) y Pancho Molina (batería).
Ahí definió su sentido jazzístico y poco después incorporó al baterista Moncho Pérez, que fue su histórico hombre del ritmo, dado que Molina emigró para formar Los Titulares, otro jazztet de los ’90. Pero en 2002 el grupo se acercó al pop al fichar al cantante proveniente del grupo Santos Dumont, Julián Peña.
Este fin de semana en El Perseguidor (Antonia López de Bellos 0126, 22:30 horas, $5.000), el trío vuelve a ordenar sus fichas para tomar la forma de quinteto y revisar el repertorio abierto del ya clásico disco doble en vivo La hora feliz (2002), con la reincorporación del propio Peña como frontman y el organista Raúl Morales, quien también fue parte del grupo durante la época de grabaciones de música popular.
El único cambio con respecto al disco Vamos que se puede (2003), que sucedió a La hora feliz, es el baterista Andy Baeza, nuevo miembro del ensamble, en lugar de Moncho Pérez, establecido en Valparaíso y líder de su propio cuarteto porteño.
-En ese disco de 2003 se convirtieron en un grupo pop, con canciones como “No te escondas”.
-Tienes razón. La primera experiencia de ese tipo fue el concierto que grabamos en 2002 en el Teatro Oriente y que luego se convirtió en La hora feliz. Ahí tuvimos muchos invitados y pudimos tocar cosas muy distintas. Ángel Parra Trío fue un grupo de acompañamiento para que se lucieran los invitados, sobre todo gente como Buddy Richard. Después hicimos el Vamos que se puede, donde se nota claramente un cambio.
-Entonces mucha gente que no se acercaba al jazz empezó a escucharlos a ustedes.
-En el momento en que entró al grupo Julián Peña le dio una onda fresca a las canciones americanas como cantante. Ahí hicimos “No puedo quitar mis ojos de ti” (cuyo título original es “Can't take my eyes off you”, popularizada por Frankie Valli). Puede ser que hayamos sido con él un grupo mucho más pop. Durante ese tiempo estábamos muy pegados con música como la de Louis Prima o Henry Mancini. Nos encantaba tocarla y tuvimos la satisfacción de llegar con el swing tradicional a otra gente.
-¿Qué va a pasar con todo el trabajo reciente de Un año más y los invitados que grabaron ahí?
-Ese material lo estuvimos presentando mucho en clubes durante el verano, con Valentín Trujillo y Panchito Cabrera. Pero creo que ellos merecen un teatro y por eso lo vamos a dejar en suspensión hasta el Festival Santiago Fusión que será el 7 de junio en el Teatro Oriente. Ahí vamos a tocar con Congreso, MediaBanda, Akinetón Retard, Carlos Cabezas y el cuarteto de Jorge Campos.
-¿Sólo van a tocar canciones de La hora feliz?
-Es el eje central de los conciertos en El Perseguidor. Pero podemos alternar también esas canciones con composiciones más jazzísticas de los primeros años. Lo interesante es que Ángel Parra Trío es un grupo con infleuncias de todo tipo y La hora feliz fue la demostración de todo lo que nos gustaba tocar: pop, jazz. bossa, foxtrot, electrónica, funk. Y eso es lo que vamos a recordar ahora.
La hora popular: presentó a Carmen Corena, estrella del bar porteño Cinzano, voz del bolero, vals, tango y cueca orillera, además del cantor Lalo Parra y el acordeonista ya fallecido Rafael Rabanito Berríos.
La hora electrónica: Ángel Parra Trío dio pruebas de su amplitud musical incorporando al segmento jazzístico un intercambio con lo que técnicamente es opuesto a la improvisación: la programación. Ahí tocó con Bitman y Roban, los Mismos y Cuti Aste.
La hora bossa nova: un lado más relajado de canciones del repertorio histórico carioca con la estrella adolescente del Hotel Carrera en los años ’50 Nelly Sanders y Javiera Parra en plan solista.
La hora swing: El desenlace de la fiesta en el Teatro Oriente fue la demostración de que existe un swing nacional: la mezcla entre boite y club, entre cumbia y jazz. Ahí las estrellas de la noche fueron el saxofonista antofagastino Mickey Mardones, el trombonista serenense Héctor Parquímetro Briceño y el trompetista coquimbano Cristián Cuturrufo. Pero además significó el ingreso al grupo de Julián Peña y su lado crooner.