Pricilla Rodríguez encarna a la mujer y Alonso al policía exhausto tras apalear estudiantes en el centro, en la obra basada en textos de Thomas Bernhard.
El MercurioSANTIAGO.- En la teleserie "Viuda Alegre", Rodrigo Pérez, Néstor Cantillana y Luis Alarcón interpretan a un grupo de erráticos carabineros. Marcelo Alonso, en tanto, encarna al último marido de la protagonista, también esposa de su hermano casi muerto.
Sin embargo, por estos días el actor también está usando el verde uniforme de nuestra policía. Se trata de la obra "Partido", que actualmente se presenta en la sala Lastarria 90 y donde Alonso encarna a un carabinero recién llegado de una protesta estudiantil, donde estuvo reprimiendo estudiantes a punta de patadas y lumazos.
En el montaje, dirigido por Cristián Plana ("Werther", "Mi madre"), el policía intenta sacarse el día de trabajo frente al televisor, a través de un partido de fútbol entre las selecciones de Chile y Argentina. La escena sobrepasa a su esposa (Priscilla Guerra), quien acaba por caer en una crisis nerviosa que desencadena un histérico discurso nacionalista, impotente, rabioso e ignorante.
"Cuando Cristián dijo que hiciéramos la obra me di cuenta de que, más allá del desastre de la represión pública, a alguien le toca hacerla, por cómo funciona el sistema. A él le tocó eso, y es una de las cosas que a mí no me gustaría que me tocara en la vida. No sé si esas personas eligen estar allí", cuenta Alonso.
-Se habla de este carabinero como un tipo humillado tras la protesta. ¿Plantea la obra que ése es el lugar en que ellos se ubican en las horas posteriores a una manifestación?
-Más que humillado, está reventado. Le ha pegado a niños, es un agotamiento físico, espiritual, ideológico, toda una confusión. Pero la obra no pretende hablar del espíritu de Carabineros de Chile. Nos interesa saber cómo opera el sistema sobre el ser humano. Todo esto partió cuando en la protesta de los pingüinos vimos a ese carabinero agarrando de las mechas a una niñita de 14 años. Ahí le empezamos a dar vueltas con Cristián, siempre visitando ese lugar (la protesta), que expone muy bien los conflictos nacionales. Y lo interesante es que está puesto en un entorno tremendamente cotidiano, en su casa, con su mujer, y a través de ella sale ese discurso.
-¿Y por qué una protesta estudiantil?
-La protesta que más suena es la de los estudiantes, pero es una protesta, cualquiera en la que se apalee. De hecho al tipo le duele una pierna de tanto patear.
-Presentan el escenario como un "lugar ideológico asentado en la frustración y la ignorancia". ¿Se refieren a que instancias como las más visibles protestas, sobre todo violentas, son espacios de ausencia de ideas?
-Yo creo. En este momento Chile tiene una crisis súper fuerte en términos ideológicos. Todo el crimen sucede a partir de la ignorancia, del vaciamiento de las ideologías. El carabinero no puede salir de su lugar porque no tiene una herramienta ideológica que se lo permita, y a veces el estudiante tampoco tiene una que le permita protestar más claramente.
-No hay ideas tras el peñascazo del estudiante y el lumazo del carabinero...
-Claro, no hay un espacio ideológico que sustente esas acciones. Creo que son dos gestos que pertenecen a un país distinto, un país que estaba cruzado por la ideología hasta el plebiscito. El peñascazo y el lumazo tenían un cara y sello, que ahora está muy difuminado.
-¿Y de qué forma se expresa esto en el espacio privado de un carabinero y su mujer?
-Yo creo que eso es lo hermoso, porque finalmente llega a ese lugar. El espacio del que vamos a hablar se filtra en esa cama, en esa pieza, donde un tipo ve un partido de fútbol. Él está pasado a gas lacrimógeno.