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New dimensions

14 de Mayo de 2008 | 19:45 |
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Miles Davis tenía una buena costumbre musical entre todas sus malas costumbres extraprogramáticas: llevaba a sus conjuntos al estudio sólo cuando ya hubieran completado muchas horas de club nocturno. Así se aseguraba de que la banda tocaría unida, tocaría bien y tocaría de una sola vez, aún cuando produjera errores fantásticos. Es lógico, porque en el jazz los músicos no se hacen en la depuración del repertorio sino en el discurso real sobre el repertorio. Los Urban Elements, el nombre que adoptó este quinteto post-bop sueco-chileno encadenado por el contrabajista de Valparaíso radicado en Malmoe René Sandoval, hizo lo mismo. Sólo grabó la música de su álbum New dimensions después de la gira donde puso de cabeza al público escandinavo. Y se escucha que la norma davisiana surte efecto.

Parece un quinteto de toda la vida el Urban Elements. Se aprovecha de la vigorosa propulsión del chileno Félix Lecaros en la batería para ir sobre sus dinámicos enlaces. Lo hace así con un doble frente de solistas —el trompetista chileno Sebastián Jordán y el saxofonista sueco Fredrik Kronkvist— que en piezas como la triple serie de “Multiple targets” desde ya advierte que si dos voces hablan al mismo tiempo, no se trata necesariamente de un diálogo de sordos sino de un canto frente a un contracanto en un sentido de equilibrio. Son compinches aquí Jordán y Kronkvist, como lo ha sido el chileno con el saxofonista compatriota Agustín Moya por largos años. La generación de tándems define tanto a un quinteto como una batería a cualquier microsistema jazzístico.

En “New friends”, una de las composiciones del trompetista quillotano, él se alegra de estar en la Europa del Norte tocando cada noche para públicos que ya desde los tiempos de Charlie Parker amaba la música de jazz. Esa pieza y otra de su autoría, “Perro hambriento” (que había escrito antes para el quinteto del guitarrista Roberto Dañobeitía), lo muestran como el solista narrativo que es. A su lado, Kronkvist se lleva los mayores créditos en el trabajo compositivo con diez de las catorce pieza, incluidos los enganches introductorios y de cierre en “Opening move” y “Moving out”, con ese boceto simple de siete notas que luego se reproduce a lo largo del álbum. Se alternan los magníficos pianos acústico (“Multiple targets, part III”) y Rhodes (“Soon at home”) de Martin Sjöstedt, la energía bop (“Fourth dimension”, “Chasing the cat”) y el ambiente groove (“Interlude”), la composición y la improvisación, las banderas de Suecia y de Chile. Son otras dimensiones para músicos de dos partes del mundo donde hace frío en una relación jazzística bilateral que tiene ya muchos años de referencia. New dimensions es sólo la muestra más fresca.

—Iñigo Díaz

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