EMOLTV

Rockferry

28 de Mayo de 2008 | 17:35 |
imagen

Una difícil ruta es la que eligió la galesa Aimee Anne Duffy para recorrer. Por los caminos del nuevo soul ya ha habido otros (peor aun, otras) que han transitado con particular éxito en las últimas temporadas. Tan frescas y veinteañeras como ella misma, tan famosas como cualquier estrella pop. Sin embargo, en esa vía cuesta arriba la cantautora ha logrado recorrer las estaciones a tiempo y sin cansarse demasiado. Ha tenido algunas ayudas: Joss Stone no se inquietó por permanecer sin pausas en las más altas esferas del pop mundial, mientras Amy Winehouse sucumbió a los peores clichés de la trilogía "sexo, drogas y rock and roll", la que además —historia conocida— corrigió y aumentó.

Pero nada de eso serviría de mucho si no se cuenta con un buen disco, y Duffy lo tiene en Rockferry. Una producción que no pretende hacer relecturas ni "incluir elementos de", sino sumergirse sin complejos en sonidos de hace cuatro décadas. En ese sentido, el álbum es un verdadero viaje en el tiempo a los años dorados de Motown, gracias a un conjunto que incluye guitarras reverberantes, cortinas de cuerdas, bajos sigilosos y la voz entre aterciopelada e infantil de la cantante, entre otros recursos. Todo en un registro que huele más a tubos y cintas, antes que a memorias y gráficas digitales.

Así da cuerpo a canciones reposadas, que se pasean entre lo sensual ("Serious") y lo melancólico ("Stepping Stone"), en una sumatoria que trae a la mente la imagen de caminatas otoñales en blanco y negro, de tornamesas y veladas, y que Wes Anderson o Quentin Tarantino ya se querrían para musicalizar su próxima película.

—Sebastián Cerda