COLONIA.- El joven de ojos claros ya logró conquistar el corazón de millones de damas. Sin embargo, Chris Martin no quiere ser encasillado en el papel de músico rompecorazones. Hasta ahora, el líder de 31 años del cuarteto pop británico Coldplay logró reunir entre sus seguidores a adolescentes sentimentales pero también a escuchas más maduros y amantes de los sonidos más fuertes.
El lanzamiento de su cuarto álbum de estudio, "Viva La Vida or Death And All His Friends" será el 12 de junio en Gran Bretaña. Su discográfica, EMI, espera que sea "el lanzamiento más importante del año". El 17 de junio, brindarán un show gratis en el Espacio Movistar en la ciudad española de Barcelona.
Hasta entonces, los músicos y sus agentes mantienen el secreto sobre el álbum. Sin embargo, fue posible tener un adelanto el disco antes del lanzamiento bajo estricta supervisión.
La primera impresión después de haberlo escuchado dos veces es que Chris Martin, Jonny Buckland, Guy Berryman y Will Champion se esfuerzan en ampliar lo que hasta ahora fue su repertorio con algunas innovaciones interesantes. Coldplay ya no quiere sólo ser Coldplay, sino "otra cosa", según formuló Martin durante las grabaciones.
El nuevo camino queda claro sobre todo en el single "Violet Hill". Su carácter está equilibrado en una dureza suave y señala un pequeño pero delicado quiebre con la vieja sensación Coldplay. Riffs de guitarra con la dureza del blues y una batería pronunciada asumen la primera parte de la misión.
A esto se agrega una voz inusualmente grave de Martin, que suena completamente distinto a los tonos más agudos con los que deleitó a sus fans en los álbumes anteriores, "Parachutes" (2000), "A Rush of Blood to the Head" (2002) y "X&Y" (2005).
Tanto cambio no viene de la nada. El productor-leyenda Brian Eno (U2, Roxy Music) y su colega Markus Dravs (Arcade Fire) aportaron al grupo una serie de nuevas ideas. En la soledad del nuevo domicilio de la banda, una vieja panadería en el norte de Londres, Coldplay absorbió durante más de un año impulsos de las más distintas vertientes.
La disciplina estuvo en manos de Dravs, mientras que Eno fue el responsable de "destruir todas nuestras fórmulas", según confesó la banda. El esfuerzo valió la pena. "Es nuestro álbum más valiente y seguro de sí mismo", opinó Berryman.Es, también, el más corto.
Dado que cada vez más bandas sobrecargan sus discos, Martin pidió que el CD "no fuera más largo que un episodio de una serie de TV". El resultado son diez canciones que pasan en 42 minutos. Sin embargo, en su brevedad está la clave: "Las grabaciones fueron como una montaña rusa", dijo Martin.