Aznavour a la canción melodramática, Gainsbourg al pop oscuro y Hallyday al rock and roll. Otro de los impostergables de la música francesa.
El MercurioPARÍS.- Johnny Hallyday es parte de Francia como la Torre Eiffel o la baguette. Tres generaciones de franceses han festejado e idolatrado a este cantante francés de rock y música ligera.
Entre ellos se encuentran también muchos políticos de renombre como el jefe de Estado de Francia, Nicolas Sarkozy, quien celebró junto con Hallyday su triunfo electoral hace un año en los Campos Elíseos. El antiguo presidente Jacques Chirac, por ejemplo, solía cenar con el cantante.
Hoy Johnny Hallyday cumple 65 años. El rockero personifica como ningún otro la generación de la posguerra. Habla a los franceses con el alma a través de sus canciones, según el diario francés "Le Monde", quien ha encumbrado a la estrella a la categoría de "Johnny national", a bien nacional francés.
Cuando Hallyday anunció en diciembre por televisión que saldría por última vez de gira a finales de mayo de 2009, el desconcierto en un principio fue grande. Pero nadie quiere creerle. "No quiero aparecer sobre el escenario como un viejo rockero. Siento mucho respeto por el público. Sé, sin embargo, que echaré mucho de menos al público", dijo la leyenda del rock con ojos color azul metálico y cara de piel estirada con lifting, como la de un jovencillo.
Con sus megaconciertos en estadios, Hallyday hace sombra a muchos de sus compañeros de profesión: empapado en sudor, con cadenillas de oro, gafas de sol y su guitarra sobre el escenario, suele hacer gritar a cientos de miles.
El "Elvis galo"
Su carrera le viene desde la cuna: a la temprana edad de cinco años, Jean-Philippe Smet, su nombre de nacimiento, ya salía de gira. Su padre fue un actor y bailarín belga, que abandonó a su familia cuando Hallyday tenía ocho meses. Como la madre tenía que trabajar y no tenía tiempo para él, creció con su hermana, quien a partir de 1944 salió de gira de baile con sus hijas y Johnny, con apenas un año de edad. El grupo se llamaba "The Hallydays".
Tras más de 15 años de vida de juglar, Hallyday volvió de nuevo a París. Allí adoptó la nacionalidad francesa y su nombre artístico. El hasta entonces cantante esporádico y encargado de rellenar los intermedios en clubs musicales alrededor de la Place Pigalle, se convirtió de la noche a la mañana en estrella de la juventud y símbolo de la "generación yeyé".
Sus modelos eran el rock’n roll de Estados Unidos y Elvis Presley, quien siempre sería un ídolo para él. Al igual que Elvis, cumplió el servicio militar en Alemania y grabó allí sus discos de rock más exitosos.
Lo que para los jóvenes americanos representaban los Beatles y Presley era para los jóvenes franceses el "chico malo" de voz ronca: la encarnación de un nuevo sentimiento vital, del ansia de libertad.
¡Por qué los franceses idolatran a este viejo rockero que hace de dos a tres horas diarias de gimnasio y se tiñe el pelo? "Es como un tocadiscos. Adapta su música a los tiempos", escribió la revista francesa "Le point".