El director invitado, José Luis Domínguez, tuvo problemas con la obra inicial 'El aprendiz de hechicero' (la historia de Mickey sobrepasado por la magia), pero logró gran emoción en 'Una noche en el Monte Calvo', ambas del film 'Fantasía' de Disney.
El MercurioIncluido en los llamados “Conciertos Familiares”, la Orquesta Sinfónica de Chile, bajo la dirección José Luis Domínguez, abordó un programa cuyo eje fueron las obras descriptivas. Dos de ellas inmortalizadas en la película “Fantasía” de Walt Disney. Se trata de obras que no necesariamente por su carácter popular son fáciles de enfrentar. Nada de ello pues algunas composiciones son pequeñas obras maestras llenas de desafíos.
Basada en una de las “baladas” de de Johann Wolfgang von Goethe, el compositor francés Paul Dukas, compuso el “scherzo sinfónico” “El aprendiz de hechicero”, obra plagada de contrastes de todo tipo, que obliga a una gran precisión. En esta oportunidad no se logró. Aún más: los elementos descriptivos se diluyeron por el formalismo y falta de gracia de la dirección.
Música macabra y genial
Un cambio importante se apreció en la segunda obra. Nos referimos a la sugerente “Danza macabra” de otro francés, Camille Saint-Saëns, donde la intervención en violín solo de Héctor Viveros le imprimió mucho carácter. Domínguez, ahora sí, logró de la orquesta un resultado de gran expresividad.
La “Danza ritual del fuego” de Manuel de Falla, nos llevó a la magia gitano-española. Si bien los balances no fueron siempre los mejores, la versión logró la aceptación del público. Pero un verdadero reto para toda la orquesta es “Una noche en el Monte Calvo” que Modesto Mussorgsky escribió en colaboración con Nikolai Rimski-Korsakov en la orquestación.
Pareciera que con esta obra José Luis Domínguez tiene gran afinidad, pues logró una versión de gran nervio que resaltó los elementos descriptivos, al tiempo que consiguió de sus músicos resultados de enorme expresividad y musicalidad. Y en el caso de los contrastes de expresión y tempi, estos fueron muy logrados, consiguiendo la atmósfera mágica que envuelve la obra.
Las cuatro partes de la "Suite N° 1" Op. 46 que Edvard Grieg escribió como música incidental para el drama de Ibsen “Peer Gynt”, nos mostraron el buen nivel sonoro de la orquesta. De gran belleza fue el ambiente logrado en la primera parte, “La mañana”, en una hermosa fusión sonora de cuerdas y maderas. Luego las cuerdas solas conmovieron con “La muerte de Äse”. Y poco después, de gran sensualidad encontramos “La danza de Anitra”, en particular por la gracia en las cuerdas.
Al final, luego de un inicio un tanto confuso, se logró toda la fuerza descriptiva de “En el Palacio del Rey de la Montaña”, con que concluyó un programa que fue de menos a más, y donde fue posible escuchar obras que habitualmente están fuera de los conciertos de temporada.