El apagón

De todos los géneros basura aparecidos en los últimos veinte años, el reggaetón es el único que ha alcanzado legitimación. Se ha convertido casi en una "cultura". Ni la lambada, ni el axé, ni el tecno maquinero, ni el sound o el bacalao lo pudieron lograr. La explosiva relación de ritmos machacantes, flow y sexualidad de fotolog cooperaron en este posicionamiento. Además de su ritmo intencionalmente básico y descerebrado. Y sobretodo por el interés de gente de indudable talento como Calle 13, Black Eyed Peas o el mismo Dante Spinetta.

El apagón, el nuevo disco de Dante, el hijo de Luis Alberto Spinetta, habla de luchas armadas ("Olvídalo"), arrepentimiento afectivo ("El día que morí) y placer ("Pantera"). Hay violines sintetizados, cajas de ritmos y sampleos de gemidos. También modulaciones "sabrosonas" que intentan imitar los modos centroamericanos. Y como broche de oro, letras tipo "con los pibes somos una familia / la dinastía que te dinamita los días" o "chupáme la pija" (...?). Más que un disco, pareciera un ejercicio de estilo en torno a los clichés más lamentables de un tipo de música que se fundamenta precisamente en lugares comunes.

Por eso sorprenden las denuncias a los "raperos de última hora" ("¿Qué decís?"). Especialmente viniendo de un compositor que mientras aún es recordado por su free-hip hop en Illya se convirtió de repente en reggaetonero. Es difícil que el disco sorprenda en Chile, donde el reggaetón a nivel masivo fue alegremente aceptado hace años, a diferencia de Argentina. Sin negar sus virtudes gozadoras y fiesteras, El apagón equivale a un recorrido por el imaginario "villero" pero visto por los asombrados ojos de un "cheto" (cuico) argentino. ¿Será a lo mejor una denuncia a la "cultura reggaetonera" en formato parodia y este crítico de discos no se dio cuenta?

—JC Ramírez Figueroa