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La vejez reivindica su visibilidad en el movimiento gay

El colectivo homosexual de la tercera edad existe y tiene que enfrentarse no sólo a los posos de la intolerancia, sino a la invisibilidad a la que les confina su propio sector.

26 de Junio de 2008 | 11:50 | EFE
MADRID.- Aunque socialmente esté olvidado, el colectivo homosexual de la tercera edad existe y tiene que enfrentarse no sólo a los posos de la intolerancia imperante en generaciones pasadas, sino a la invisibilidad a la que les confina el sector gay que olvida su parte menos “glamourosa".

"Es la mirada del varón sobre otro varón. La mirada masculina en nuestra cultura occidental es estéticamente más exigente,” explica a Efe María Resín, portavoz de la asociación argentina SIGLA (Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina), sobre las causas de lo que ha sido llamado como el “envejecimiento acelerado” que afecta al hombre homosexual.

Sumadas las exigencias, la de uno mismo y la de la pareja, crean un “síndrome” con “especificidad de la cultura gay,” afirma Beatriz Gimeno en su informe “Vejez y Orientación Sexual,” de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales de España, que considera que “es corriente que mientras que un heterosexual diga que es joven a los 40, un gay diga que ya es viejo".

Este rechazo por el paso del tiempo contrasta con la fascinación por la decadencia que recorre el imaginario gay en sus pasiones artísticas, desde Fosse a Thomas Mann, pasando por Fassbinder, Visconti y Tennessee Williams.

"¿A qué vienes ahora, juventud / encanto descarado de la vida? / ¿Qué te trae a la playa? / Estábamos tranquilos los mayores / y tú vienes a herirnos, / reviviendo los más temibles sueños imposibles,” escribía uno de los poetas catalanes malditos, Jaime Gil de Biedma (1929-1990), reconocido homosexual.

Beatriz Gimeno define la tendencia como “edadismo", pero también apunta diferencias de género: “La mayoría de las lesbianas, por el contrario, llegan a la edad madura con una sensación de libertad que no han conocido en su juventud. (...) La edad quita a los hombres lo que da por fin a las mujeres", resume en referencia a la revancha de la invisibilidad lésbica.

Pero ya no la arruga, sino la senectud es una de las grandes preocupaciones de un colectivo con más posibilidades de no tener descendencia, que a menudo ha roto sus relaciones familiares y que se enfrenta a los últimos remanentes de la homofobia generacional.

Y es que los ancianos de hoy “no sólo sintieron que es más seguro ocultar quiénes eran, sino que la gente heterosexual que tiene la misma edad que ellos crecieron creyendo que ser gay era una desviación, algo malo", explica a Efe en una entrevista Karen Taylor, directora de la SAGE (Acción para Mayores en el Entorno Gay en sus siglas en inglés).
Esta organización estadounidense, que ofrece cursos, cineclubs y actividades deportivas a jubilados gays en Harlem, es un ejemplo de cómo la maquinaria de reivindicación ya está en marcha.

Organizaciones, centros culturales, geriátricos especializados e informes publicados destapan los problemas y la marginación de los que viven en su crepúsculo sin poder expresar libremente de su orientación sexual.

Se lucha contra un proceso de "armarización", es decir, una vuelta a la ocultación de los deseos en muchos ancianos, según explica Gimeno, que reivindica que la orientación sexual no caduca con el paso del tiempo.

Beatriz Gimeno afirma: “La corrección política, la lucha del movimiento gay-lésbico en los últimos años ha conseguido que la sociedad pueda imaginar, tolerar o aceptar a un gay o una lesbiana jóvenes, pero no sucede lo mismo con los viejos", algunos de los cuales incluso han asumido su sexualidad finalmente en esa época de sus vidas.

Afortunadamente, se sienten ya los primeros aires de cambio: en Berlín se inauguró a principios de año Haus Asta Nielsen, la primera residencia de ancianos homosexuales de Europa, mientras que en Estados Unidos existen urbanizaciones sólo para gays, como la de Palms of Manasota, en Florida, que también han suscitado críticas por la posible gestación de un nuevo gueto.

"No es la situación ideal, está claro, pero son espacios de supervivencia todavía necesarios", explica desde Buenos Aires María Resín, que asevera cómo este sector de la población carece de "lugares de encuentro sociales para encontrarse con sus iguales, que son muy importantes para poder expresarse con naturalidad".

Se van abriendo las posibilidades al público gay mayor de 65 años, que también cuenta ahora con agendas de ocio en internet -como www.gayretirementguide.com- e incluso contenido pornográfico centrado en ellos en la web Gay Grandpa: www.gaygrandpa.net.

Y así, poco a poco, se lucha contra la problemática que ya en 1912 describió Mann en "La muerte en Venecia": “Los surcos de las mejillas y la boca, las arrugas de los ojos, desaparecían bajo la crema. Su corazón palpitaba estremecido, viendo aparecer ante sus ojos aquella renovada juventud. '¿Ve usted qué fácil ha resultado? -dijo (el peluquero). Ahora puede el señor enamorarse sin reparo’".
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