Así luce Roberto Gómez Bolaños en su última obra, 11 y 12, con la que se presenta en Chile a fin de este mes.
Imagen de 11 y 12SANTIAGO.- En Chile también hay expectación por ver las últimas actuaciones en el teatro de Roberto Gómez Bolaños, alias Chespirito. Las entradas para la primera función del 31 de julio en el teatro Teletón para “11 y 12”, la comedia con que el humorista se despide de Sudamérica, ya se agotaron.
Es el fenómeno que produce cada vez que sale de México el creador del “Chavo del 8 y la vecindad” y que, en esta ocasión, también ha tenido polémica por las declaraciones de Carlos Villagrán, más conocido por el personaje Quico.
Aunque luego dijo que la prensa lo malinterpretó, Villagrán fue muy claro cuando aseguró que Chespirito lo odiaba y le tenía envidia, mientras que agregaba que Florinda Meza era "una amargada" por no tener hijos y que además ambos sabían que habían actuado para narcotraficantes.
Con la claridad y amabilidad que lo caracterizan, Bolaños habló con Emol sobre estas declaraciones y sobre su regreso a Chile, país donde inició su largo romance con Florinda Meza en 1977.
¿Cree que alguna vez pueda hacer las paces con Carlos Villagrán o eso ya se ve muy difícil?
“No hay ningún problema. Eso fue un... problemita de hace mil años... Carlos Villagrán se separó del grupo hace ya 30 años. Entonces todo eso, a veces, lo inventa la prensa amarillista de México, que hay mucha.... no voy a dar declaraciones de algo que no tiene sentido, de algo que no existe... Soy invulnerable en ese sentido, porque soy dueño de todo y no me excedo jamás. No sólo no me excedo: ni siquiera ejerzo mis derechos a prohibir algo”.
¿Qué significa para usted despedirse de Sudamérica país por país?
“Pues, país por país, no es tan así. No voy a ir a todos. Yo que más quisiera, pero entre la agenda y los años que tengo... No estoy acabado ni mucho menos. Pero no tengo la resistencia que tuve antes. Por eso voy a ir a unos cuantos nada más. Por lo pronto, Chile era exactamente de los indispensables. Y ahí estaré”.
¿Hay muchos sentimientos encontrados? ¿Le da pena despedirse de Sudamérica?
“Pues en todos lados me han tratado maravillosamente. Esto me fascina, y me extraña porque hay tendencias (políticas) muy diferentes de unos países a otros. En todos me han dado a mí unos recibimientos excelentes que agradezco con todo el corazón”.
¿De qué trata "11 y 12" y cuál es el mensaje de la obra?
“De qué trata exactamente, no me gusta decirlo porque tiene muchas sorpresas y es importante dejárselas al público. Lo que sí pudo aclarar es que no es conveniente para niños de menos de 11 y 12 años... exactamente, lo que dice el título de la obra porque no la entenderían (...) No se le puede exigir a un niño que permanezca quieto en una butaca, pero la obra es picante. Tiene ese concepto aunque impongo restricciones: no ofender en ningún momento y no hacer daño. Eso de ninguna manera”.
Nuevamente en esta obra recurre a los juegos de palabras y las equivocaciones cotidianas para hacer humor.
“Entre otras cosas, el significado de las palabras es esencial, porque en todo el mundo es esencial el factor semántico (...) A pesar de que hablamos el mismo idioma, en un lugar una palabra significa algo y en otro, otra cosa. Mi personaje, que es un extremo de moralista, se vale de eso y se ofende y, al mismo tiempo, se le revierte luego su intención. Esa es una de las líneas de la obra y la gente lo entiende perfectamente”.
El humor de su trabajo siempre ha esta asociado a personajes sencillos y humildes. ¿Qué ve en ese tipo de humor? ¿Por qué le gusta tanto?
“En esta obra represento el sector más bajo de ciertos ambientes socioeconómicos. Soy un chofer de trailer y el resto de los actores son de una clase bastante superior. Hay un pequeño enfrentamiento en ese sentido, pero que siempre me ha gustado. Creo que el humorismo se alimenta en gran medida de las diferencias socioeconómicas. De hecho, el humorismo y el teatro en general, donde hay una diferencia económica de fuerza, de belleza, forzosamente se genera un conflicto y ese conflicto se puede solucionar o enfrentar por lo menos con tragedia o con comedia. Yo prefiero irme con la comedia”.
Usted ha dicho que “11 y 12” es muy diferente al Chavo o al Chapulín. ¿A la gente quizás le hubiese gustado que se despidiera con sus personajes más emblemáticos?
“Bueno, me despedí de aquellos (personajes) desde hace mucho. Nunca quise atenerme a vivir de las glorias pasadas. Eso es lamentable en muchos casos. Habría sido muy fácil vivir de ellos y no tiene sentido. Tengo que crear y seguir creando porque escribir es lo que no quiero dejar de hacer nunca, hasta que me muera o ya no pueda”.
El año pasado se cumplieron tres décadas de la gira que hizo en 1977 a Chile con el "Chavo y la vecindad". ¿Cómo recuerda esa gira?
“Tengo un cúmulo de anécdotas que podría contar. Pero los factores importantes fueron la gran recepción de la gente y el comienzo de mi romance con Florinda (Meza), que continúa hasta la fecha (...) Yo la había perseguido mucho tiempo. Cuando sucedió (en Chile) fue la gran fiesta para mí y continúa esa fiesta. Por lo demás, repito, ha sido una multitud de anécdotas hermosas todas, con excepción del frío que me dio meterme al mar”.
En Chile vivíamos con un gobierno militar. Recuerda algo de tensión por lo que vivía el país en ese momento.
“Bueno, yo fui cuando estaba todavía ese general Pinochet al frente del país, que venía del '73. En México hubo alguien que reclamó el que hubiéramos trabajado en el Estadio Nacional. Dijeron que cómo era posible que nos presentáramos en un lugar que había servido como prisión de algunos muchachos. Yo no sé, yo no lo sabía. Y aunque lo hubiera sabido, habría estado ahí. Si uno siguiera esa norma, desde luego en México no podría yo presentarme a hacer algo en el zócalo, como llamamos nosotros al centro, porque ahí ocurrió una gran matanza”.
¿Pero dice que si hubiera sabido, se habría presentado?
“Si hubiera sabido, de todos modos me hubiera presentado. No hay ninguna relación y si algo debemos hacer los que vivimos del espectáculo es ayudar a la población. Yo sé que muchos colegas no lo hacen, a l contrario. Pero bueno, cada quien tiene su idea. Yo quiero ayudar a la reconciliación de todo el mundo”.
Después de esta gira, ¿realmente se va a retirar de los escenarios?
"De presentacion física, sí. Podré ir a algunas cosas de televisión o a alguna película, si es así de extraordinaria. Pero está difícil. Por ejemplo, rechacé hacer una con Antonio Banderas".
¿No será un poco aburrido dedicarse exclusivamente a escribir?
"No, al contrario. Y cada vez leo más. Tengo acá una información de (el diario) El Comercio. Estoy leyendo un artículo acerca de la teoría del caos: profundizo todo lo que leo".
Por último, ¿algún mensaje al público chileno sobre su obra?
"Que los invitamos de todos de corazón. Se van a divertir. Garantizamos la diversón".