Además de ser músicos y autores latinoamericanos, Víctor Jara, Daniel Viglietti y el hombre que escribió el pequeño himno "Drume, negrita", entre otros, tienen otros dos caracteres en común. Todos compusieron alguna canción inspirada en los niños, y desde esta semana están incluidos en un nuevo disco, grabado a dúo por la cantante chilena Francesca Ancarola y el pianista argentino Carlos Aguirre y con un repertorio dedicado a la infancia.
Ese trabajo es Arrullos, un álbum creado en la intimidad entre una voz y un piano, pero respaldado por diversas organizaciones. Estrenado este primero de agosto con motivo de la Semana del Niño, el disco cuenta con el auspicio y el patrocinio de la oficina chilena de Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, y será canalizado por medio de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, Junji, y la Fundación Integra, organismo presidencial dedicado al trabajo con niños menores de cinco años en situación de pobreza.
Reflexión y calma en la era del playstation
No es primera vez que Ancarola y Aguirre trabajan juntos. Se conocieron en 2001 y él ha figurado como músico y autor en Jardines humanos (2003), Sons of the same sun (2004) y Lonquén (2006), tres de los discos de la cantante.
-Desde la primera vez que la escuché (a Ancarola) me encantó, y es muy afín a la música que me interesa trabajar –explica Aguirre-. Me da mucha libertad, aprovecho de explorar algunas texturas y recursos distintos. En este disco intenté buscar algunos tratamientos que tienen que ver con el impresionismo, y abrevé bastante en la música clásica.
Arrullos es el primer trabajo que iniciaron, a partir de una idea inicial del pianista, inspirado en un disco de los músicos brasileños Nana Caymmi y César Camargo. "Es un disco de baladas, pero me maravilló la posibilidad de pintar una orquestación a través del piano, que sugiera la presencia de otros instrumentos", explica Aguirre.
-Cuando nos conocimos él traía entre manos esta idea de canciones de cuna a dúo en canto y piano. Como se hacía antes, sin tanto aparataje. Natural y sencillo. Desde ese tiempo empezamos a seleccionar -dice la cantante. Junto a "Luchín", de Víctor Jara, o "Gurisito", de Daniel Viglietti, en el disco hay canciones como "Arrullo", del cantante chileno Hugo Moraga, y dos de los propios intérpretes, "Ojos de botones", de la cantante, y "Canción de luna", del pianista.
-¿Había tanto donde escoger entre canciones latinoamericanas relacionadas con niños?
-Hemos pasado por un montón de material -dice el pianista-. En realidad es una primer selección y nos quedamos con muchas ganas de grabar otras cosas también. Nos vamos dando cuenta de que no sólo es un disco para niños, sino que tiene que ver con una mirada también de Latinoamérica, que se manifiesta a través de los autores, y uno va encontrando un lazo, una línea de pensamiento.
-Hay cosas nuevas, desconocidas y súper populares -define la cantante-. Encontramos algunas sorpresas de otros compositores, y tenemos ganas de seguir haciendo arrullos después. Es un rubro que también hemos querido abordar en vista de que hay tan poca música para niños. Que oriente a los niños a unos gustos en música un poco más variados, sino también para los padres.
-¿Que sea un disco para niños te hizo cantar con otra actitud?
-Hubo un pie forzado que nos pusimos, que era lo de lo mínimo -continúa Francesca Ancarola-. Cuando era mucho era No: menos, menos. Canté con una voz mucho más suave. Tiene el sentido de un disco de reflexión, de calma, que busca dormir al niño, como hemos comprobado ya con las guagüitas de amigos.
-¿Los niños se quedan dormidos?
-Ésa es la idea. Totalmente para el inconsciente. Ha funcionado. Buscar la paz y la tranquilidad.
-¿Cómo es grabar este disco en el contexto real de niños expuestos a Internet, a la televisión y a estímulos así?
-Sí, a la tele, al playstation… Es una apuesta de paliar la ausencia de algo que justamente es muy escaso. Estamos buscando ir derecho a la nueva generación, a resetear esta cuestión. Empecemos de nuevo -define la cantante-. Por eso es gravitante el papel que tiene Unicef en la distribución de estos trabajos, en función de los niños que no tienen muchas posibilidades de acceder a otras músicas.