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Los Trukeros

01 de Agosto de 2008 | 19:19 |

-Así que vamos a sacar todas las cosas raras que tenemos -dijo hace dos años casi justos el cantante Rodrigo Miranda en medio de una actuación de Los Trukeros el jueves 10 de agosto de 2006. Lo dijo porque excepcionalmente no estaban tocando en una picada ni en un cuecazo ni en la Vega ni en la Estación Central, sino en una sala de conciertos. O sea, con licencia para experimentar. No es casual que a la misma sala hayan vuelto dos años después para tocar esa misma música y para, tras sus discos Cuecas bravas (2003), De visita (2005) y De chilena (2008), grabar el disco más lanzado que han hecho.

Los Trukeros son uno de los mejores grupos chilenos de cueca. Pero a menos de un año de haberse imbuido como nunca en esa tradición pura para grabar De chilena, ahora salen con esto. Porque más cierto aún es el modo en que ellos mismos se definen, como Agrupación Artística Los Trukeros, una categoría amplia que no para de asombrar. El giro no es antojadizo. Antes de consagrarse a la cueca, está escrito en su historia que partieron en 1997 en una búsqueda donde andaban cerca de la fusión latinoamericana y hasta del rock. Y una de estas canciones tiene un ritmo irregular y difícil de seguir, pero se llama "Las flores de Recoleta, está cantada con acento chilenero y luego igual se transforma en cueca.

En este disco quedan subrayados algunos talentos específicos del grupo. En canchas así se nota especialmente que Carmen López es actriz, en dupla natural con las declamaciones poéticas de Pavel Aguayo. Inti González se multiplica como instrumentista desde el acordeón hasta una impecable guitarra eléctrica, de modo que una cueca como "Siete homicidios" queda electrificada pero también sigue siendo cueca. Y sorprende cómo René Alfaro, consumado en el canto y el cajón peruano, sale aquí además a tocar batería rockera en una canción como "Veleidosa y pendenciera" que empieza en rock y después pasa por fox-trot, reggae, rap y hasta le cierra un ojo a esa cosita tonta llamada amor que hizo famosa Queen en su LP de 1980, y nada de eso está pegado a la fuerza sino todo lo contrario.

Hay canciones que Los Trukeros venían tocando en vivo y no habían grabado, como "El Metro", disonante en la métrica y la armonía: cuando termina pasa un intenso segundo de silencio antes de que la gente atine a aplaudir. "El quinto patio" también está revolucionada y se oye casi piazolesca con unos segundos de tango infiltrados. Si hay que empezar una cueca llamada "La mexicana", Los Trukeros arrancan con el corrido "Nuestro México febrero 23" y funciona perfecto, y tanto el comienzo como el final del disco llegan a sonar vodevilescos si se trata de romper más moldes.

La capitalina Posada del Corregidor es un lugar que encierra una buena porción de historia nacional, como sugiere Pavel Aguayo en un momento del disco. Y la cueca "La Posada del Corregidor" es a su vez parte de la historia de Los Trukeros, que en ese lugar han dado origen a cuequeros más jóvenes en los últimos años. De hecho varias de estas cuecas son de ese primer disco de 2003. Es una revisión, pero transformada: es un disco nuevo. Es claro que desde hace un tiempo la cueca de nueva generación está en fase de transformarse en otras cosas, según el grupo. Algunos están entrando a tocarla con cumbias. Los Trukeros están entrando mejor en su propia historia para sacar algo nuevo, y para sacar nuevos aplausos también.