''Mi único reclamo es por el perchero: la Sole Bacarreza tiene cinco clavos; el restante lo ocupamos entre Nacho Valenzuela, Iván (Valenzuela) y yo'', se queja el comentarista.
Canal 13SANTIAGO.- En algún minuto se llegó a hablar de "guerra sucia" entre TVN y Canal 13, los dos canales que mayor contingente han dispuesto en Beijing y que más cantidad de horas en pantalla entregan a los Juegos Olímpicos.
Que se boicoteaban las transmisiones diferidas, que se jactaban de ser los únicos en directo y que resaltaban maliciosamente algunas cualidades propias, evidenciando que la competencia carecería de ellas.
Esa primera tesis permitió luego escalar a una segunda, que da cuenta de la seguidilla de errores y desaciertos que comentaristas de ambos canales cometen al aire.
"Me gustaría que tuviéramos más calma para hacer las cosas, pero el carácter noticioso de lo que estamos transmitiendo nos hace apurarnos. Ayer transmití durante casi doce horas seguidas: ¿te imaginas la cantidad de errores, barbaridades y obviedades que puede cometer un hombre en esas condiciones? Pero creo que la gente lo entiende", asegura desde Beijing Aldo Schiappacasse.
El periodista, uno de los principales rostros de Canal 13 en los Juegos Olímpicos, desdramatiza además la "guerra sucia" de que se ha hablado. "Me molesta de Solabarrieta que me robara el encendedor la primera vez que se lo presté: acá no venden. Y que quiera colarse a una comida que organizamos con Iván Valenzuela, porque Fernando lo desordena todo. Me molesta que Gonzalo Wood —director del Área Deportiva de TVN— me haya sacado pica porque se vino en Ejecutiva", resume, desestimando cualquier problema mayor.
-Si el canal de la competencia transmite en diferecto y ustedes no, ¿no tienes problemas en anunciar los resultados?
-Lo he hecho. Hay que distinguir la noticia de la transmisión. Yo, en lo posible, trato de no hacer lo que no me gusta que hagan, pero en este caso puntual ningún periodista bien nacido dejaría de dar un resultado porque la competencia está transmitiendo. Lo puedes hacer con mayor o menor ostentación, es cierto, pero eso no me molesta.
-Al aire han esbozado reclamos por las posibilidades técnicas dispuestas por los chinos, en particular con los partidos de tenis, ¿ha sido muy complicado?
-Nunca pensamos que los chinos —que se lo gastaron todo— no pondrían ni una pinche cámara de seguridad para transmitir el tenis en canchas interiores. Eso dejó a muchos sin dormir, debo reconocerlo.
-Pasando a otro tema, ¿cómo ha sido la experiencia en Beijing? ¿Es China un país tan extraño como dicen?
-Es extraño. Las micros funcionan, la salud es pública, se permite tener un solo hijo y fueron capaces de invertir 41 mil millones de dólares en unos juegos deportivos.
-¿Qué es lo que más te ha sorprendido del país? ¿Has tenido oportunidad de hacer algo medianamente exótico, como comer perro o algo así?
-Excluyendo a la Muralla, la Ciudad Prohibida, el increíble Templo del Cielo, el reverancial respeto por los ancianos, la música y la delicada solicitud con que hacen las cosas, me ha sorprendido la sonoridad de sus escupos. ¿Cosas exóticas? Las tengo guardadas para mi día libre después de los Juegos. Y no respondo por todo lo que he comido.
-¿Hay alguna competencia que te haya levantado de la silla?
-Vengo llegando del Cubo de Agua, tras ver el cuarto récord del mundo de Michael Phelps y la medalla de la italiana Pellegrini. Es sobrecogedor y emocionante. Cuando nada Phelps, es como si el mundo se detuviera. Eso. Y espero ver más, considerando que viene el atletismo en el Nido. Desgraciadamente, la emoción de ver a Almonacid en punta en la ruta duró poco. Hasta que quedó claro que lo que buscaba era robar cámara.