EMOLTV

Home before dark

18 de Agosto de 2008 | 22:28 |
imagen

El pasado de Neil Diamond se sostiene sobre pilares autorales que, a 41 años de su debut, siguen firmes como mástiles. "Sweet Caroline", "Song sung blue", "Red, red wine", "Girl, you'll be a woman soon", "Play me" podrán ser canciones asociadas a recuerdos más o menos dulzones, más o menos cándidos, pero que el seguidor del pop sabe apreciar en toda su incombustible belleza y torrentoso flujo melódico.

Los hijos de los admiradores originales del hombre de Brooklyn crecimos mirando con sorna un álbum como Hot summer night (infaltable en todo hogar pequeño-burgués durante los años '70), y tarde hemos venido a apreciar a Diamond en todo su enorme talento autoral, sea vía cover, sea por el sincero remaquillaje que hace dos discos viene dándole Rick Rubin, prestigiado productor que ya le devolvió el respeto perdido a Johnny Cash en seis discos inolvidables, y que hace tres años logró un encarrilamiento notable del cancionero de Diamond con el disco 12 songs, un trabajo sombrió y sobrio, adulto y acogedor.

Home before dark es la segunda parte de una colaboración que probablemente se extienda aún por algunos años más. Rubin ha limpiado a Diamond de toda la sobreproducción que arrastraban sus últimas grabaciones, ha vuelto a confiar en la fuerza pura de su guitarra y su voz grave, y le ha regalado al cantautor ventas y elogios inéditos en su carrera. La estrategia es sólo la de una extrema austeridad. Aquí no hay batería ni percusión. Muy leves arreglos de cuerda. Son doce canciones vestidas apenas con piano eléctrico, dos o tres guitarras, un bajo y la voz de Diamond.

El álbum avanza con cierta pesadez, no tanto por la opción de arreglos sino por el tono sombrío que Diamond le da a reflexiones realistas sobre el paso del tiempo, el cansancio existencial, la vida en pareja, la disciplina de la composición. Su ventaja comparativa, la melodía, se diluye esta vez en canciones que parecen haber privilegiado ahora las letras y la interpretación. Es un disco menos fácil que ese 12 songs y ciertamente más exigente que el estándar de "Sweet Caroline", pero que capta a un autor en un esfuerzo atípico de sinceridad, y que logra plasmar esa confesión estupendamente en música calma, cálida, sin alardes.

—Cristina Hynde

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?