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La canción del inmigrante

Entre Chile y Alemania y entre su música personal y su trabajo como parte de Illapu se mueve este músico chileno. Queda claro en una palabra con el título del disco que acaba de lanzar: Puentes.

18 de Agosto de 2008 | 14:59 |

Es un rascacielos lo que está a las espaldas de José Miguel Márquez en la foto de su nuevo disco, Puentes. Y es un moceño lo que tiene en la mano: un instrumento de viento de la tradición andina, con el que Márquez está familiarizado tras décadas de carrera como parte de Illapu y como uno de los hermanos que dan origen a ese grupo chileno de raíz latinoamericana. Pero Puentes es un disco solista, con nexos entre todos esos destinos.

-Exactamente eso buscamos con la carátula -explica el autor-. El contraste de vivir en una ciudad moderna y desarrollar una música con fuertes raíces en algo que no es la modernidad. Quisimos reflejarlo con ese instrumento que le da el color de la tierra, la caña.

José Miguel Márquez, el noveno de los once hermanos Márquez y uno de los seis que han integrado Illapu, está de paso en Santiago, y eso también tiene que ver con la naturaleza de su disco.

-Fundamentalmente porque vivo entre Berlín y Santiago. Pronto voy a Alemania de nuevo, he vivido catorce años allá, estudié allá y mi familia vive en Berlín. El disco tiene un lazo muy fuerte con esa ciudad, y tiene que ver con inventar los puentes que me posibiliten transitar entre Santiago y Berlín y entre mi trabajo como solista y con Illapu.

-¿Estás con Illapu ahora?
-Sí, estoy con Illapu también, y ése es un desafío, ver que además puedo incursionar en un tipo de música diferente a la raíz folclórica de Illapu. Especialmente en este disco. Porque no me iba a poner a enseñar a tocar charango, quena, zampoñas y ritmos folclóricos a los alemanes y europeos que tocan en el disco, sino que tomé la riqueza musical que ellos tienen, para ver de qué manera podía sacarle el mejor partido. Para mí fue un descubrimiento.


Viajero frecuente

El itinerario de José Miguel Márquez ha sido viajero desde antes de la fundación de Illapu, según reconstituye el propio músico.

-Yo vengo de la salitreras. Nací en una salitrera abandonada, José Francisco Vergara, cerca de María Elena. Luego emigré a Antofagasta. Ahí fundamos el Illapu, emigramos a Santiago. Luego nos tocó irnos del país al exilio. Luego regresé a Santiago, fui a México, a Berlín, de vuelta a Chile. Ha sido un constante ir y venir y creo que va a ser así.

En efecto son varias las paradas del viaje. El grupo nació en 1971 en Antofagasta, se estableció en Santiago en 1973, volvió al norte en 1976 y, tras su primera gira internacional, fue impedido de entrar a Chile en 1981. Illapu inició su exilio político en Francia, donde Márquez vivió entre 1981 y 1984, antes de pasar a Alemania entre 1984 y 1994. El músico volvió a Santiago en 1994 y se quedó hasta 2002, año en que se reintegró a Illapu en México en 2002. En 2004 retornó a Berlín. En 2006 volvió al grupo y en la actualidad vive entre Chile y Alemania.

-Estuve tres años yendo y viniendo -resume, y justo de ese último período datan sus dos discos como solista: Sonidos (2005) y el propio Puentes (2008), grabados en Alemania mientras estuvo alejado del conjunto. En ambos trabajó con el guitarrista de jazz alemán Jürgen Heckel a cargo de los arreglos.

-¿Qué relación tienen tus dos discos entre sí?
-El primero está hecho con un cuarteto y más que nada está ambientado en el repertorio de la música latinoamericana. El segundo es más conceptual. Yo compuse la mayoría de las canciones, y trabajamos con catorce músicos, en una banda bastante grande, con bronces clásicos, violín, violoncello, saxofón, trombón, flauta traversa, oboe, hay baterías, teclados, guitarras eléctricas y acústicas.

-¿Tu idea es tocar en vivo también esta música?
-La primera etapa es que la gente la conozca, pero la idea mía no es que se quede en eso. En algún momento el segundo paso es justamente venir con uno o dos de los músicos que son la base de este trabajo y trabajar con músicos chilenos también, porque la corriente musical de este disco le queda muy bien a diferentes músicos chilenos. Ése es el paso lógico.