Son ingredientes habituales los que The Kooks han puesto en juego para ganar las primeras líneas del pop inglés del último tiempo. Todo cuadra en este grupo, y es casi literal: es música para cuatro instrumentos de rock entre dos guitarras, bajo y batería; son canciones para el compás rockero de cuatro tiempos y son casi siempre cuatro acordes los que usan para componer. Es lo que The Kooks hacen con esa aritmética lo que marca la diferencia muy a su favor.
El cantante Luke Pritchard es además compositor de casi todo el segundo disco del grupo después de Inside in / inside out (2005), y se oye claro en la entrega con que entona estas letras bien acentuadas para su timbre vocal aniñado. Aparte, los coros de canciones como "Always where I need to be" están ahí para probar lo adictivo y bailable que puede ser un "tu turu tú" bien puesto, en un disco que camina rápido y eléctrico en su mayoría, con algunos momentos de pausa y de guitarras acústicas.
En ese par de guitarras está el motor de propulsa a The Kooks. Bien diferenciadas entre la del propio cantante y la del guitarrista Hugh Harris, incluso se ciñen a la regla básica de sonar cada una por un canal, en un excelente efecto para escuchar Konk con audífonos de comienzo a fin. La combinación hace cumbre en el gran sonido de "Do you wanna", que se acerca sin problemas a Franz Ferdinand, y más elementos se oyen en "Shine on" y "Tick of time", con otras armonías y tibres de flauta, guitarra acústica o maracas que redondean un disco de canciones certeras y efectivas para empezar bailando y terminar cantando.
