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"La actitud no ha cambiado"

Se llamaron hijos de la dictadura cuando apenas llegaban a los veinte años, al formar uno de los primeros grupos del rock contracultural de los '80. Hoy son adultos hechos y derechos, y si nunca tuvieron un disco en esos tiempos precarios, ahora lanzan el libro de su historia, que es también el registro de una época.

02 de Septiembre de 2008 | 19:16 |

Se habían cumplido veinte años desde el final de la historia cuando los cuatro protagonistas resolvieron reconstruirla entre todos. Es la trayectoria que hoy se disponen a presentar en un libro donde queda documentado uno de los precursores grupos del underground contracultural de la segunda década de dictadura chilena, hace dos décadas. Era 1984, el año en que entre los mismos círculos surgió un trío destinado a hacer historia llamado Los Prisioneros. Pero si  ése ya era un nombre provocador para la época, el de este otro grupo lo era aun más: éstos se llamaban Pinochet Boys.

Daniel Puente (voz, bajo y guitarra), Iván Vanchi Conejeros (guitarra, bajo y batería), su hermano Miguel Conejeros (teclados) y Sebastián Tan Levine (batería) fueron los Pinochet Boys en los agitados años de 1985 a 1987. Integraron la más avanzada tendencia conocida como new wave en la época, y hoy los mismos cuatro suscriben Pinochet Boys, el volumen que será lanzado esta semana con un completo y bien tratado testimonio del grupo y su época. Fotógrafos como Bernardita Birkner y Gonzalo Donoso y hombres cercanos como el músico Jorge González y el pintor Hugo Cárdenas contribuyen al registro, además de las memorias que los propios Pinochet Boys hacen en primera persona.


Reconstitución de escena


"La nada", parte citando Puente, a propósito de una expresión en boga en ese tiempo, que además es signo fuerte de la época, mientras Tan Levine registra apuntes musicales y cotidianos, Iván Conejeros se remonta a la sureña ciudad de La Unión donde nacieron él y su hermano, y Miguel Conejeros opera como director editorial del trabajo, que incluye abundantes fotos, letras de canciones y prensa.

-El relato es en primera persona porque la historia la armamos entre todos -dice Iván Conejeros-. Porque si te pones a recordar lo que pasó hace veinte años ya está súper distorsionado, y era difícil armar una historia coherente. Qué mas lógico que cada persona escriba sobre lo que vio a su manera. Es más una recopilación de crónicas narradas en primera persona.

-Aparte es la manera de ser totalmente verdadero y de que no pase lo que siempre pasó, que una entrevista de un periodista era su propia interpretación de los hechos -agrega Miguel Conejeros, que vive en Barcelona y está de paso por Chile para presentar el libro-. Y lo que queríamos era la interpretación desde dentro, de los que participaron. Aunque escriban mal o un testimonio se contradiga con otro, que sucede en el libro. Pero esas contradicciones tabién son interesantes.

-¿Cómo fue el ejercicio personal de reconstituir esa época?
-Yo escribí la mitad un día y la mitada otro día -dice Vanchi-. Era algo que salía y salía, desordenado.
-Para mí fue difícil pero también era como cerrar un círculo, hacer un exorcismo, un déjà vu –agrega Miguel Conejeros-. Cada uno se enfocó en lo que quería. Cuando escribieron sus textos no habían visto los de los otros. El único que los veía todos era yo. Nadie había leído el del (Jorge) González. Justamente quería que la escritura fuera lo menos influenciada, lo más libre posible.
-Igual lo loco es que en esencia estábamos todos en la misma cuestión -dice su hermano-. Estábamos todos alineados.


La pista sonora
 
Aunque estuvieron antes que grupos como Upa!, Electrodomésticos, Aparato Raro y otros, o tal vez por eso mismo, los Pinochet Boys nunca editaron un disco. Del total de unas ocho canciones que tocaban en vivo, la primera que recuerdan se llama "Dinero", data de antes de la llegada de Tan Levine y fue grabada con una batería programable en un estudio de un amigo en 1984, estima Vanchi.

-Por supuesto la inventamos un día antes y llegamos a grabarla -dice.
Otra de ellas cuenta con un video, grabado en los estudios del instituto Arcis en Santiago, y luego subsisten las dos más conocidas, registradas por iniciativa de Carlos Fonseca, quien después se convertiría en representante de Los Prisioneros. Son "En mi tiempo libre" y "Pinochet Boys", las mismas que se pueden oir en el sitio en MySpace del grupo, abierto por Miguel Conejeros.

-Había tres canciones -dice Vanchi.
-No, yo me acuerdo de seis -discrepa Miguel-. De seis al menos grabadas. Nos gustaba improvisar en vivo, llevábamos instrumentos raros. A veces usábamos algunas de esas letras, pero esos fueron los temas más construidos.

Además figuran en la memoria las actuaciones del grupo. Los hermanos Conejeros reconstituyen alguna actuación inicial sin baterista en la casa del pintor Palolo y un estreno formal como parte de la obra de teatro Medea, dirigida por Vicente Ruiz, también documentada con fotografías de la época en el libro.

-Debemos haber tocado un par de temas nosotros solos y el resto era parte de la música de la obra –conjetura el guitarrista.

La primera vez solos fue en un bar llamado La Luna, próximo al Campus Oriente de la Universida Católica en la capital. Y eran ocasiones para sacar a relucir sus principios musicales.

-Nos cambiábamos los instrumentos -dice Vanchi-. En "En mi tiempo libre" yo toco la guitarra, y en "Pinochet Boys" toco el bajo. Frente al Campus Oriente toqué la batería en un tema. Parte del rollo era decir que daba lo mismo, no era lo importante el instrumento, ni saber tocar ni ser virtuoso.

-¿Eso sigue siendo válido ahora?
-Sí, y la actitud también -confirma Miguel Conejeros-. La actitud para tocar no ha cambiado mucho.


El ritmo para la historia
  
Terminados los Pinochet Boys tras su viaje de 1987 a Brasil, tres de sus integrantes, salvo Iván Conejeros, han seguido ligados a la música.

Tan Levine reanudó su recorrido con Electrodomésticos, Blancoactivos, Jorge González, Supersordo, Golosina Caníbal y el propio trabajo como DJ y productor de hip-hop que cumple en Hamburgo.

Daniel Puente integró una formación inicial del grupo rock Parkinson a fines de los '80 y, luego radicado en España o Alemania, dio forma a las bandas de rock latino Niños con Bombas y Polvorosa.

Y Miguel Conejeros, tras integrar los grupos de Carlos Calor, Parkinson y Los Artistas, se dedicó a hacer música con softwares bajo el alias de Fiat600 y en el dúo Bipolar junto a Pablo Mellado. Y establece un link entre su quehacer actual y esos primeros días de tecladista en Pinochet Boys.

-Absolutamente, porque de hecho en esa época empezamos a secuenciar (programar) la batería electrónica. Ya en ese tiempo el Vanchi y yo y programábamos.

-Yo recuerdo que la primera música que hicimos, para un desfile de moda, fue ese táran tarán tan - táran tarán tan. ¿Te suena? -dice Vanchi, en un guiño a la base electrónica del mayor éxito de Los Prisioneros. Y es el propio Jorge González el que rubrica esa historia, cuando en sus apuntes para el libro recuerda el día de 1985 en que fue a la casa de los Pinochet Boys en el capitalino barrio Brasil a tomar prestada la batería programable del grupo.

"Desenchufamos el drum machine, fui al Metro, cambié de línea en la estación Los Héroes y me bajé en Ciudad del Niño… A las cinco cuadras entré el pasaje, saludé a mi mamá, prendí la maquinita y me senté a componer 'El baile de los que sobran'", escribe el cantante de Los Prisioneros. La canción con la que todo Chile iba a terminar cantando sobre ir pateando piedras tiene ritmo de Pinochet Boys.

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