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David Levi estará a frente de la Sinfónica de Providencia

El destacado director interpretará obras de Mendelssohn y Beethoven, y también efectuará una clase magistral para alumnos superiores de canto.

04 de Septiembre de 2008 | 12:20 | Juan Antonio Muñoz H., El Mercurio Online
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Tener a Daniel Levi en la conducción orquestal es un privilegio. El franco-norteamericano se presentará el 9 de septiembre con la Sinfónica de Providencia y ofrecerá una clase maestra al día siguiente.

Cosimo Mirco Magliocca

El director David Levi —preparador de repertorio de cantantes como Anja Silja, Gabriele Schnaut, Patricia Petibon y Cristina Gallardo-Domâs— estará al frente de la Orquesta Sinfónica de Providencia en la celebración de los 47 años del Instituto Cultural de dicha comuna, previsto para el martes 9 de septiembre, a las 19:30 horas, en el Teatro Oriente.

Levi, nacido en Estados Unidos y nacionalizado francés, cuenta con estudios en la Universidad de Harvard y en el Manhattan School of Music. Tras dirigir en diversos teatros de ópera en Alemania, se convirtió en asistente de James Conlon en la Opera de Colonia, desde 1993 a 1997, para luego ser maestro de coro de la Opera Nacional de París, entre 1997 y 2005, trabajo que continuó en paralelo con el de preparador de repertorio de grandes artistas.

En su debut en Chile abordará un repertorio integrado por el "Concierto N° 2 para violín y orquesta en Mi menor (Opus 64)", de Mendelssohn, con Denis Kolobov como solista, y la Sinfonía Número 3 “Heroica”, de Beethoven. Además, el jueves 10 ofrecerá una clase magistral a cantantes con formación superior. Cabe destacar que en este programa, por primera vez, será parte de la Sinfónica de Providencia el flautista Rubén Cáceres, joven becado por el Instituto en París.

-Junto a la directora teatral Corina Van Eijk usted creó un festival en Spanga, Holanda, donde en agosto montó “Don Giovanni”, de Mozart, protagonizado por una mujer…
-¡Sí, “Donna Giovanna”! También cambiamos los sexos de otros personajes. Fue muy interesante. Doña Elvira fue Don Elviro, un desesperado y atribulado amante; Zerlina fue Zerlino, un tenor, que se iba a casar con Masetto, hombre también. Pero Zerlino era conquistado por la hermosa Donna Giovanna...  Hicimos muchos cambios y fue muy efectivo, principalmente porque permanece como centro del asunto esto de los impulsos que motivan a la gente y cómo no hay que ponerse a juzgar a los demás. Pienso que la frase “Este es el fin de quien obra mal…” no es una condena para Giovanna-Giovanni sino para todos aquellos que se dedican a hablar mal de otros y que no se fijan en sus propias vidas.

-¿La música de Mozart sirvió para todo aquello?
-La extraordinaria música de Mozart permaneció intacta. Se ajustaba a la perfección a los distintos tipos de voces. Este fue un proyecto hecho con un profundo amor por el músico y por el libretista.

-De sus lecciones con artistas como Anja Silja y Cristina Gallardo-Domâs, entre tantos otros, ¿qué consejo supremo daría a los jóvenes cantantes?
-Anja y Cristina aprendieron a tener confianza en sus propias voces. Eso quiere decir que ellas no se someten sólo a las instrucciones de una partitura sino que encuentran aquello que el compositor puede provocar en sí mismas a partir de las voces que tienen. Así, cada obra que cantan pareciera que está escrita para ellas. De ese modo, se insertan en la composición, forman parte de la obra.