Algunos discos locales de la temporada 2007-2008 han estado empezando con el consabido saludo de la azafata de avión que da la bienvenida al vuelo y pide abrochar los cinturones. Por ejemplo, Solo Di Medina y DJ Bitman. El nuevo disco de Cuchufleta, en cambio, de entrada es distinto porque parte con la llegada del avión, es decir ese momento particular en que el pasajero nacional aplaude el aterrizaje. Cuando otros van, este grupo chileno viene literalmente de vuelta. Y de hecho éste es el tercer disco de su carrera.
Del anterior, Lencería fina (2005), mantienen su personal orquestación basada en piano, violín y trompeta. Pero así como en el camino cambiaron su nombre de Cuchufleta Punk a Cuchufleta a secas, también han definido con más claridad su sonido. Ya tenían ecos de Los Jaivas antes, y ahora que Eduardo Parra, percusionista y tecladista histórico de ese grupo, se les ha acercado y figura segundo en su lista de agradecimientos, el referente se oye más claro en el ritmo de rock andino de la canción "Chicha", que es hija directa de "Aconcagua", y de esas hijas que se parecen a los padres.
El cantante y pianista Gregorio Fontén Corchea, que antes se llamaba simplemente Grr, toca el piano y canta con la misma actitud frontal y directa, pero varias veces el grupo toma un impulso nuevo, como en la balada "Soy este ambiente", más pausada y melódica, prueba de que Cuchufleta también puede componer una canción convencional. Y puede hacerlo simple, en "Ven dame tu amor", con buenas congas y charango, o en "Merengue", con un redoble de batería constante como un galope de caballo, tres acordes de piano y una melodía. Es ahí donde Fontén Corchea parece cantar "Torpes en mi boca se avalanchan estas palabras que te quiero dar", y "avalanchar" suena bien justo en medio de avalancha y abalanzar: de paso Cuchufleta sale con una palabra que hacía falta en el diccionario.