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Cinta sobre la ETA abre la polémica en Festival de San Sebastián

"Tiro en la cabeza", de Jaime Rosales, muestra a un integrante del grupo terrorista como un ciudadano absolutamente normal, hasta que un día mata a dos hombres.

23 de Septiembre de 2008 | 09:58 | DPA
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Jaime Rosales (izquierda) dirige la cinta en que Ion Arretxe (derecha) interpreta a un ciudadano común que se transforma en asesino etarra.

AFP

SAN SEBASTIÁN.- Es difícil saber si la polémica generada en torno a la película española "Tiro en la cabeza", de Jaime Rosales, tiene más de político que de cinematográfico. Porque en ambos aspectos el director hizo una apuesta arriesgada, que generó todo tipo de reacciones, en su trabajo presentado hoy a concurso en el Festival de San Sebastián.


Inspirado en un caso real, Rosales, que este año se llevó el Goya a la mejor película por "La soledad", cuenta la vida cotidiana de un hombre, interpretado por Ion Arretxe, quien habitualmente trabaja como director de arte, que un día mata a otros dos. La trama no contiene muchos más elementos.


Para un espectador extranjero, la historia podría resultar difícil de situar en un contexto, hasta constituir un simple relato, aislable a la realidad que el autor determinó para su personaje. Para un español, en tanto, queda claro que se trata de un integrante de ETA que mata a dos policías.


Rosales eligió contar la película con la cámara ubicada lejos de la acción y filmando con teleobjetivo. Por lo tanto, los diálogos que hay no se escuchan. "Quise darle importancia al gesto, a todo lo visual, dejando de lado la palabra".


La cinta provocó disímiles reacciones en sala. Por un lado, el abandono tras largas secuencias cotidianas, y el hastío con una apuesta formal que muchos consideraron carente de contenido. Por otro, la fascinación con una cinta que se atrevió a imbuirse en una de las realidades más dolorosas para el pueblo español en los últimos años.


"Hago películas para el público, pero creo que el cine debe evolucionar con nuevos lenguajes y nuevos contenidos", explicó Rosales, quien debutó en el largometraje con "Las horas del día" (2003).


"Propongo al público una experiencia cinematográfica de naturaleza mixta. Tiene algo de cine clásico y algo de instalación artística. Por eso, se estrenará al mismo tiempo en salas de cine y en el Museo Reina Sofía", adelantó.


La apuesta formal tiene su razón de ser. "La manera de organizar así la película pone de manifiesto de forma sutil el absurdo. No hay nada más absurdo que un señor que tiene una vida normal se encuentre con dos jóvenes normales y les dispare un tiro en la cabeza".


Las reacciones políticas se hicieron fuertes, a sólo horas de que ETA volviera a terminar con otra vida en un atentado. Básicamente, se criticó la idea de ver a un terrorista como un hombre normal, que vive una cotidianeidad tan similar a la de cualquiera.


"Vivimos en una sociedad muy politizada. Los políticos están muy polarizados. Los ciudadanos son más moderados. El otro, sin embargo, también tiene puntos de similitud con nosotros. La única manera de alcanzar una solución es creer que el otro también puede aportar algo a nuestra visión", dijo Rosales, que se defendió tranquilo de las críticas más duras.


"He pensado la película creyendo que va a ser útil. La medida de la utilidad, no la controlo. Estamos atascados siempre sobre los mismos elementos. Las ideas, las estrategias que estamos manejando ahora, no nos llevan a ninguna parte", señaló. "Es una película desconcertante, pero la única manera de que el espectador reflexione al final es creando un objeto de difícil adhesión ideológica".


"Soy consciente de que el terreno en el que me muevo produce mucho sufrimiento en muchas facetas de la sociedad vasca y española", agregó el director. "Pero soy un ciudadano y soy un artista. Desde ese lugar hago la película. Como ciudadano, la idea es aportar una nueva positividad y esperanza al conflicto. Como artista, busco desarrollar un nuevo lenguaje cinematográfico".


Rosales aseguró que no siente miedo a las reacciones que pueda suscitar. "El miedo paraliza. Lo que tengo es un profundo respeto y creo que hay que trabajar desde la humildad y el rigor. Creo que estoy haciendo algo bueno, trabajando desde la moderación. No tengo la pretensión ni la lucidez para intentar hacer una reflexión sobre la sociedad vasca".