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Með suð I eyrum við spilum endalaust

27 de Septiembre de 2008 | 16:37 |

Primero, la traducción: "Con un zumbido en nuestros oídos tocamos hasta el infinito" o "tocamos sin fin" quiere decir el título del nuevo disco publicado por Sigur Rós. Es una imagen ensoñadora como suele ser la música de este cuarteto islandés, pero también es una señal concreta de que el grupo expande cada vez más los alcances de su música y sabe puede oscilar entre lo íntimo y lo monumental o entre el piano solo y la gran orquesta con la misma desenvoltura.

Með suð I eyrum við spilum endalaust es el sexto disco del grupo tras el relativo hermetismo experimental de los discos Von (1997), Ágætis byrjun (1999) y ( ) (2002), de las canciones más abordables de Takk... (2005) y del modo contemplativo de la banda sonora de su documental Heima (2007). Coproducido por el músico Flood (hombre reconocido por sus trabajos con U2, Depeche Mode, PJ Harvey o Nine Inch Nails) y grabado en puntos tan diversos como Reykjavík, Londres, Nueva York y La Habana, el disco incluye por primera vez una canción en inglés y en general vuelve a mostrar a Sigur Rós en una música accesible, pero sin perder una pizca de su sello personal.


Los climas y paisajes sonoros y los juegos de intensidades por los que el grupo se ha caracterizado están en estas canciones. "Festival" nace de un episodio casi eclesiástico entre la voz del cantante Jon Birgisson sobre acorde de teclados para después dejar entrar a los demás instrumentos. En "Ara bátur" suman orquesta y coro completos con la London Sinfonietta y el London Oratory Boys' Choir. Y "Gobbledigook", la primera canción, no sólo es enérgica y casi bailable: incluso parece una chacarera. La música islandesa puede estar asociada a frialdad, hielo y otros lugares comunes peores, pero ahí está Sigur Rós para desmentir los clichés, con la luminosidad de esta música. La carátula lo corrobora, con gente que corre desnuda por unos paisajes soleados. Sigur Rós viene de un lugar cálido después de todo.