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Santiago: Martes 23 de abril del 2024 | Actualizado 19:45
SANTIAGO.- Durante los '70 y los '80, Chile vivió tiempos de toque de queda y de un difícil escenario para la cultura. La banda sonora de la época se llamó el Canto Nuevo, el movimiento hereditario de la Nueva Canción Chilena que aglutinó a un cuerpo de artistas en una continuación de los sueños interrumpidos. Treinta años después, estos mismos músicos se vuelven a encontrar.
Será en un gran concierto el próximo 11 de octubre en el Teatro Caupolicán. Los principales nombres de ese movimiento estarán ahí para recordar los tiempos de guitarra, poesía, marchas populares, barbas, y chalecos de lana.
Su bandera: las canciones
"El viaje" (Schwenke & Nilo), "A mi ciudad" (Santiago del Nuevo Extremo), "El hombre es una flecha" (Eduardo Peralta), "El navegante" (Eduargo Gatti), "La Nelly y el Nelson" (Payo Grondona), son algunas de las melodías que se volverán a escuchar en vivo.
Canciones hechas por artistas que aún se mantienen en actividad, que han multiplicado sus vuelos creativos, pero que comenzaron a escribir en los complejos años '70.
El programa considera al dúo valdiviano Schwenke & Nilo, el cantante solista de Santiago del Nuevo Extremo, Luis Le-Bert, el cantautor y payador Eduardo Peralta, el ex Blops Eduardo Gatti, y cantautores como Payo Grondona, Dióscoro Rojas (hoy reconvertido en Guaripola Guachaca) y Felo. Para el cierre, los populares Sol y Lluvia.
El nacimiento: las versiones
Surgidos como una continuidad de la proscrita Nueva Canción Chilena, y con un nombre acuñado por el productor musical y ex disc jockey Ricardo García, el Canto Nuevo es un episodio fundamental en la historia de la música popular chilena.
Existen otras versiones que hablan de que habría sido Dióscoro Rojas quien fundó al movimiento al tomar el nombre del grupo en el que participaba en su juventud el musicólogo Juan Pablo González, Canto Nuevo.
El cancionero: La Bicicleta
Su germen estuvo en parroquias y universidades. Luego pasó a peñas y locales como La Javiera, el Café del Cerro, La Casona de San Isidro, El Rincón de Azócar. Mezcló poesía con trova, y se alimentó de la bossa nova, el rock latino y la música andina. Sus letras fueron, para muchos chilenos, la crónica de momentos alegres y dolorosos.
Para esos chilenos es este acto. Un cuerpo público que tres décadas atrás saboreaba estas canciones, coleccionaba la revista La Bicicleta, compraban casets del sello Alerce (que fundó el propio Ricardo García), escuchaba Radio Umbral y aprendía los temas en guitarra. Nunca antes hubo tanta gente que supiera tocar canciones en la guitarra acústica.
