La chinganera

La revaloración de las raíces folclóricas que ha ganado espacio entre una generación de nuevos chilenos desde fines de los '90 ya da para distinguir más de una etapa. Primero surgieron músicos atraídos por el poder de alguna tradición: la fusión latinoamericana, la nueva savia de la cueca, los cultores del guitarrón y el canto a lo poeta. Ahora hay gente como Fabiola González, cantante de Concepción, que no se contentan con elegir. En su primer disco ella toma todo eso junto.

Entre las ocho canciones de La chinganera, Fabiola González pasa por una composición latinoamericana con motivo mapuche y mención a Violeta Parra para empezar. Y a partir de ahí sigue con una letra de cueca arreglada con armonías del jazz, con una recreación de un encuentro de paya a dúo con la cantante Milka Lépez que dura dieciocho minutos, y con los versos de "Blanca Flor y Filomena", que es la más célebre muestra de la tradición española del romance afincada en el folclor chileno, estudiada por investigadoras como Gabriela Pizarro.

Y termina en cueca. En cuatro cuecas, dos de ellas de su autoría, canta con voz más melodiosa que chinganera, pese al nombre del disco, y se rodea de nuevas voces chileneras como las de Lucho Castillo, cantante de Los Tricolores y Los Vineli, y Dángelo Guerra, cuequero, guitarronero y payador. La clave maestra es la presencia de Jorge Montiel, legendario cantor porteño iniciado a mediados de los años '50 y protagonista de elencos como Los Pulentos de la Cueca. Entre fusión, paya, romance y cuecas, en su primer disco Fabiola González está buscando, pero tiene a buenos maestros para hacerlo.