Pizzicatos, glissandos y armónicos

No sólo vinieron para su concierto en la Temporada Fernando Rosas del Teatro Oriente. Además ofrecieron clases magistrales para los jóvenes de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, en una hermosa labor para un trío de solo diez años de antigüedad.

Los jóvenes Angela Golubeva (violín), Sebastian Singer (cello) y Martin Lucas Staub (piano) conforman un afiatado conjunto que destaca por su musicalidad y afinación, al tiempo que en su aproximación a las obras que interpretan nos revelan el grado de cercanía que sienten por ellas.

Como primera obra interpretaron el “Trío en Sol menor, Op. 8” de Frederic Chopin, una de las raras composiciones del maestro para esta combinación instrumental. En ella, y haciendo la salvedad del carácter predominantemente pianístico que posee, debemos señalar que el balance entre el piano frente al violín y al cello no fue el adecuado, dado que el poderoso sonido del notable pianista Martin Lucas Staub, opacó a las cuerdas.

No obstante esta consideración, diremos que en el primero de sus movimientos se apreció un buen manejo dinámico, tanto como su musical fraseo. Luego el lirismo irrumpió en el segundo, destacándose la elegancia de la sección central tanto como los diálogos de las cuerdas con el piano.

Creemos que el mayor logro se obtuvo en el “Adagio sostenuto”, que es el tercer movimiento. Ahí se consiguió una enorme expresividad en su cerrada armonía, además de sutileza en los bellos pianissimos. En el cuarto, con su carácter más popular, destacó el ajustado ascelerando final.

La primera parte concluyó con “Estudios poéticos” de la compositora húngaro-eslovaca Iris Szeghy. Es un obra ecléctica en la que su autora no duda utilizar desde los recursos más contemporáneos hasta secciones tonales. En esta partitura los instrumentistas son exigidos al máximo de sus posibilidades técnicas, desafío respondido en nivel de excelencia. “Estudios poéticos” crea atmósferas, colores, timbres y sugerencias a través de pizzicatos, glissandos, armónicos, incluso interviniendo sobre las cuerdas del piano. Su lenguaje recuerda en algunas secciones el expresionismo, no obstante todas estas mezclas conservan siempre el interés del auditor. Aquí el grupo demostró una gran afinidad con la obra, realizando una estupenda versión que el público agradeció con prolongados y efusivos aplausos.

En la segunda parte escuchamos el “Trío en Si mayor, Op. 8” de Johannes Brahms, en el que los visitantes lograron un triunfo mayor, transmitiendo la emoción de su interpretación al público a través de su poderoso, pastoso y emotivo sonido donde la intencionalidad estuvo marcada por los perfectos ataques y respiraciones, además de  diálogos sensibles producto de fraseos intencionados. En el “Allegro” inicial fue evidente el arco expresivo y los bellos diálogos entre cada uno de los instrumentos, en medio de balances perfectos.

Su segundo movimiento “Scherzo-Allegro molto” sorprendió con la perfección y carácter de los stacattos, tanto como el juego dinámico y sus articulaciones. En “Adagio” que le sigue dieron rienda suelta a una dolida expresión. En este movimiento cada intérprete tiene oportunidad de mostrar sus cualidades técnicas y musicales dentro de su severa serenidad. El cuarto y final “Allegro” recibió una interpretación entre apasionada y jubilosa, diferenciando el carácter de cada una de las secciones en que se divide, excelente nos pareció el manejo dinámico tanto como la progresión dramática. El público no ahorró sus manifestaciones de admiración ante la estupenda versión, por ello agradecieron interpretando una parte de una obra de Piazzolla.