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Adrian Martin, el crítico australiano que se enamoró de Raúl Ruiz

Considerado uno de los mayores conocedores de la obra del cineasta chileno, el actual jurado en el Festival de Valdivia conversó con Emol sobre cómo inició su admiración por el realizador nacional y el lanzamiento en Chile de su libro sobre cine moderno.

07 de Octubre de 2008 | 15:53 | Felipe Vásquez, enviado especial a Valdivia
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Reflexiones sobre cine moderno con plataforma en Chile: el otro vínculo entre el crítico y nuestro país.

Uqbar Editores

VALDIVIA.- No es de una generación conformista. Su tarea no se remite a reseñar las películas que semana a semana llegan a las multisalas, sino que escarba entre los baúles de la cinematografía mundial para encontrar lo que pocos pueden, pero deberían ver.


Adrian Martin es una voz escuchada, no sólo en su natal Australia, sino que alrededor del mundo gracias a su selecta bibliografía y a su trabajo en múltiples medios especializados en el séptimo arte, entre ellos el prestigioso sitio web Rouge (www.rouge.com.au), del cual es co-editor.


Pero lo que lo liga con Chile, más allá de su presencia por estos días como jurado en el Festival de Valdivia, es su especial interés por el cine de Raúl Ruiz, lo que se vio reflejado en 2004 con la publicación de su libro “Raúl Ruiz: Sublimes obsesiones”. Martin conversó con Emol sobre este especial vínculo y dio pinceladas sobre panorama actual de la cinematografía mundial.


-¿Cuándo fue la primera vez que pudo ver una película de Raúl Ruiz?
-Recuerdo el año específico: fue en 1985 en el Festival de Cine de Melbourne, cuando mostraron ‘The Hypothesis of the Stolen Painting’, que fue filmada en 1978, pero mostrada por primera vez en 1985 en Australia. Nadie sabía de lo que se trataba la película, aunque decían que se parecía a Jean Cocteau. Yo leí algo, que era muy buena, y me dije ‘está bien, la iré a ver’. En la radio tenía un show y dije que todos deberían ir a ver la película, así que el cine estaba lleno. Todos llegaron a ver la película. Y fue una experiencia increíble, un gran filme, muy distinto a los que había visto. Muy gracioso, inteligente, estilizado, surrealista. En ese momento me hice la promesa de ver todo lo de Raúl Ruiz, tanto hacia atrás como hacia delante.


-¿Cuánto ha podido cumplir de esa promesa?
-Es muy difícil, porque no es fácil de encontrar y además sigue haciendo más. Lo he podido conocer personalmente en los últimos 15 años y cada vez que lo veo, ya ha hecho dos o tres películas en los últimos seis meses, ya sea en video, televisión. Siempre hay más que ver. Además están sus primeros trabajos, los que hizo en Chile, como los que se presentan acá en Valdivia. Esta ha sido la primera vez en mi vida en que he tenido la oportunidad de ver películas muy tempranas de Ruiz y por supuesto “La maleta”, la primera película que hizo, ahora finalmente terminada y que se mostró en la inauguración. Fue un momento increíble.


-¿Ha tenido la oportunidad de conocer otras cintas de rúbrica chilena?
-Algunas, pero no muchas. No hay muchas posibilidades en mi país de ver películas chilenas, lo que es una lástima. Pero vi recientemente ‘Machuca’, que pudo estrenarse en Australia, y algunas películas políticas, documentales de los sesenta y setenta. Pero no, el cine chileno no es conocido ni siquiera por los australianos más cinéfilos.


-Según el crítico estadounidense Jonathan Rosenbaum, invitado el año pasado en Valdivia, actualmente no hay menos películas buenas que antes, sino que simplemente es más difícil encontrarlas. ¿Comparte esa idea?
-La comparto, hasta cierto punto. Las películas no son peores, es lograr el acceso a las mejores películas lo que puede ser difícil. Diría que lo que ha cambiado, es que los grandes cines muestran cada vez menos películas ambiciosas y así el grupo de películas invisibles se hace cada vez más grande. Tenemos que encontrar nuevas vías de ver películas, como YouTube e Internet, o encontrando DVDs con material difícil de encontrar. Creo que la gente se está volviendo bastante ingeniosa para encontrar redes y distribuir sus películas.


-Rosenbaum llegó a decir “amo la piratería”, como forma de permitir que buenas películas puedan llegar al público ante el desinterés de los cines.
-Tengo una posición ambivalente. Me pongo en la posición del cineasta. Si él hace una película y aún está vivo, entonces va a querer aunque sea un poco de dinero. Entonces si saca algo de dinero presentándose en cines, está bien. Así que no estoy a favor de una piratería sin límites, porque significa una dificultad a los cineastas para poder sobrevivir. Pero un poco de piratería está bien.


-¿Cómo considera el crecimiento del mercado de los DVD como forma de sacar obstáculos a la distribución de este tipo de cine?
-Es muy importante. Cada día más y más películas están siendo editadas en DVD, se le está dando cada vez más importancia en añadir subtítulos en varios idiomas. Es mucho trabajo tener que hacerlo en español, francés, inglés, etc. Es un trabajo duro, pero importante. Hay cada vez más gente haciendo excelentes copias en DVD de filmes muy especiales, permitiendo que estén disponibles. Los DVD permiten además mayor creatividad para hacerlos especiales y es bueno que esté sucediendo.


-Por años diversos movimientos cinematográficos han estado ligados a realizadores de un país: Nouvelle Vague, el neorrealismo italiano, por citar algunos. ¿Cree que hoy se está desarrollando un movimiento global?
-No creo que un movimiento alrededor del mundo, pero sí muchos movimientos internacionales o interculturales. Lo importante no es que sea un ‘nuevo cine alemán’ o ‘el nuevo cine rumano’, aunque todavía se dan cosas así. Por ejemplo en Valdivia he notado cosas similares en muchas películas, sean de México, Francia, Irán y otros lugares, que tienen un tema en común: caminar. Gente que camina a través del país, a través del paisaje; cuatro personas, dos niños; y es algo extraño que varios directores de distintos lugares hayan tenido esta idea para expresar algo sobre el mundo moderno. Creo que las formas y estilos del cine están siendo compartidos a través de varios países.


-¿Un director debe primero filmar para sí o pensando en el espectador?
-Creo que si se habla de directores como artistas, en un primer nivel o instancia, deben hacerlo para sí mismos. Tienen que tener algo que realmente quieran expresar y ponerlo en una película. Deben ser sinceros con ellos mismos, en ese nivel. Y recién entonces, cuando ya está terminado, cuestionarse cómo se podrá mostrar al mundo y cómo la audiencia podrá llegar a ella. Pero no creo que se deba pensar en la audiencia muy temprano.

Cuando se trata de comentar su libro “¿Qué es el cine moderno?” (Uqbar, 2008), Martin subraya con orgullo la forma en que se gestó, con colaboración directa del Festival de Valdivia.

“Fue totalmente concebido y desarrollado en Chile, no es que sea una versión de otro libro en inglés o algo así. Básicamente creo que fue diseñado como una especie de guía para hablar de artistas del cine contemporáneo, de diferentes países: Inglaterra, Irán, América, Francia... todos lados”, explica el autor.

Martin añade que “el libro principalmente es sobre hacer conexiones entre películas, entre directores e ideas en las películas. No es sólo sobre cine moderno, sino que también una forma moderna de pensar, ver y hablar sobre él”.

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