Día cero

No es un debutante ni nada que se le parezca: desde hace meses ha venido haciendo rodar su concierto en distintas ciudades nortamericanas con nuevos músicos y nuevo repertorio, pero al menos para Chile el del martes 7 de octubre fue el día cero para Beto Cuevas.

Con un concierto ante público invitado el ex cantante de La Ley se estrenó en casa como solista, y fue un modo de empezar de a poco.
-Había muchas ganas acumuladas de volver al escenario y esta noche lo hago en mi país -fue su saludo, y si bien a la tercera canción sacó del archivo a La Ley, el énfasis absoluto estuvo en el disco Miedo escénico (2008), su debut solitario. Fueron tres recuerdos de su grupo previo versus nueve de las doce canciones actuales, bien representadas entre dos polos: uno es el pulso rockero del single "Vuelvo"; otro es la balada "Tú y yo", incluido ese acorde de La menor 7 justo al inicio del coro, que es para inventar el Grammy Latino al Mejor Acorde de Artista Pop Masculino y nominar ahí a Beto Cuevas ya.

No había mucha gente en el centro de eventos Cerro Bellavista de la capital, más conocido como la ex discoteca Oz, y ésa fue una flaqueza de la noche, porque el cantante sacó a relucir una actitud digna de mejor causa, como si estuviera ante una arena o un auditorio. Flanqueado por un cuarteto con músicos como Lawrence Katz (guitarra), Ben Edwards (bajo y notable peinado afro) y Brendan Buckley (batería), Cuevas a veces tomó la guitarra, aunque tuvo que pasar mucho rato para que el sonidista se acordara de hacerla sonar, y se presentó con la pose precisa, la chaqueta plateada, los anteojos oscuros y los movimientos pélvicos: con una vocación de show a toda prueba.

Gente como Gustavo Cerati ya practicó el ejercicio de explotar el capital cuantioso de un grupo de rock popular como Soda Stereo para iniciar una carrera personal. Beto Cuevas tiene un capital regional parecido con La Ley y un biotipo de rockstar todavía más acentuado a su favor. Y tampoco pierde el instinto. Hacia el final de la noche rompió la distancia desde el escenario y se entregó literalmente a las caricias digitales de la platea, entre las cámaras celulares y también los dedos de sus fans confundidos entre su pelo y su cara al son de dos canciones de La Ley bien elegidas: la creativa línea de bajo de Luciano Rojas para "El duelo" y el ritmo volátil inventado por Mauricio Clavería para "Día cero". Con ellas Beto Cuevas aprobó su propio día cero personal, en espera de los planes que los productores a cargo ya tienen para futuras actuaciones de verdad en el verano.