De la música cubana post Revolución (1959), se conocen pocos ejemplos gravitantes. Baste señalar la huella dejada por el grupo Irakere, liderado por el pianista Chucho Valdés, Chapotín y sus estrellas, la Cuban All Stars y, más tarde, la revitalización del género bailable y del latin jazz con el fenómeno de Buena Vista Social Club. Los integrantes de estos y otros proyectos grabaron, en su gran mayoría, álbumes como solistas: el propio Valdés, Omara Portuondo, Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval, Compay Segundo (Francisco Repilado), Rubén González (El Mulo) y Félix Baloy, por mencionar algunos entre cantantes e instrumentistas.
Ahora, el sello Putumayo nos sorprende con el disco Café cubano, con una decena de temas de raigambre popular, el más antiguo de los cuales fue grabado hace una década. Es un disco que se inicia violento y contestatario, con el son-guajira “El chacal”, de José Conde y el conjunto Ola Fresca, que es una parodia al ícono “Hasta siempre comandante”, de Carlos Puebla y sus Tradicionales, con un homenaje a Ernesto “Che” Guevara. Conde nació en Miami y estudió música en Berklee. El mismo declara: “Siento como cubano y pienso en americano” (sic). Aquí, conservando el ritmo y la melodía tradicional, transforma a Guevara en “el chacal de la cabaña”, en un abierto desafío al sistema. Fue grabado en 2006, obviamente en EE.UU.
En una línea esencialmente tradicional, Ignacio “Mazacote” Carrillo (1927), a la sombra de Buena Vista, interpreta “Lágrimas negras”, de Miguel Matamoros. Está impregnado del sabor original del son, compuesto por Matamoros en 1930. Éste tal vez sea el tema cubano más interpretado de la historia y ha sido grabado por centenares de conjuntos y solistas. Usando, como decía Miguelito Cuní, “un buen tresero y un buen trompetero”, Carrillo logra una versión de correcta presencia musical, sin riesgos. Fue grabada en 2001, cuando “Mazacote” ya integraba el Afro Cuban All Stars.
Más jóvenes en edad pero veteranos en experiencia, Pedro Luis Ferrer y Lena Ferrer han sido sistemáticamente aislados por sus temas críticos al gobierno. En 40 años de carrera han grabado sólo cuatro discos. Con una fuerte influencia de la nueva trova, la guaracha y el changuí, el tema “Ay, mi vidita” se extrae del último de sus discos Rústico on escondido (2005), prohibido en Cuba. Es innegable su calidad musical.
Sin tener un parentesco directo con los anteriores, René Ferrer (35) aporta el tema “Como cada mañana”, donde incorpora la influencia de ritmos brasileros. Vive hace años en Río de Janeiro y en el número grabado en 2006, incorpora guitarra con cuerdas metálicas, flauta y percusión latina.
Edesio Alejandro, creador y fundador de la Orquesta Mágica de La Habana, comenzó en el rock en la década de los '60, cuando éste era despreciado por el sistema. Grabado en 2006, aporta con “Morenita”, en la vertiente más tradicional del son apoyado por el cantante Adriano Rodríguez, de 80 años. El arreglo y el trabajo de la trompeta solista imita el sabor burlón del fallecido Félix Chapotín.
De arraigado origen rural, la guajira es interpretada con vigor por Germán Obregón (1962) y el conjunto Palma Real en “Pincel campesino” (2001), desde donde destaca el gran trabajo del tresista Ramiro Guzmán y del cantante Celso Marcos, de voz muy parecida a la de Joseíto Fernández, quien llevó la décima, el punto y la guajira a su máxima expresión.
El bolero, género de incierto origen y pariente de la contradanza cubana y la sevillana, presenta aquí un buen ejemplo con Armando Garzón interpretando “Escándalo” (de Rubén Fuentes), grabado en 1999. Ex integrante del excelente Orfeón Santiago de Cuba, Garzón, acompañado por el Trío Sentimiento, deleita con una voz melódica que revive el aporte de Julio Jaramillo o de famosos tríos mexicanos como Los Panchos.
Integrado por jóvenes soneros que interpretan la música de sus abuelos, el habanero grupo Asere ofrece “Corazón” (de Adán Pedroso), un bolero-son grabado en 1998. El conjunto tiene a su haber tres grabaciones y viajó a Europa desde la isla, donde se les unió el baterista de jazz Billy Cobham. Lamentablemente, la grabación no aporta el nombre del trompetista, que deleita con delicados solos e impecable fraseo. También se omite al ejecutante de un tres “chorreado”, de sabor y precisión. No se perdona que el tema concluya en un fade out.
Con 64 años, el cantante Félix Baloy es el personaje más conocido de toda esta compilación. Vocalista de la popular Orquesta Revé y de Son 14, hacia 1940 participó en más de veinte orquestas cubanas. Recién en 2000 grabó su primer álbum, producido por Juan de Marcos (de Buena Vista Social Club), desde donde se extrae el bolero son “Después de esta noche”, que conserva la esencia tradicional del género en la década de los '50.
Cierra el disco “Fue una de mambo” (2008), de Kelvis Ochoa. Su espíritu moderno se refleja en el atinado uso de la guitarra eléctrica y el violín. Kelvis reside en España y participó en la banda sonora de la película “Habana Blues”, ganadora del Oscar a la mejor banda sonora española. Cultiva el sucu-suco, una variante del son originaria de Isla de Pinos.
—Víctor M. Mandujano