"Todavía no hicimos lo mejor", tituló el cantautor argentino Piero a la última serie de presentaciones que montó en Argentina. Una frase cargada de futuro para una figura asociada a décadas anteriores, gracias a canciones como "Mi viejo". Las mismas que al argentino le piden en cada presentación y que él regala sin problemas, año tras año. "En 2009 cumplirá 40", recuerda.
Pero, según el cantante, todavía no ha hecho lo mejor. "El disco que estoy haciendo ahora creo que es el mejor que he hecho. Tengo una hija de cinco y un hijo de seis. Me siento así. Cuando no me miro al espejo, tengo 20 años", asegura.
Con esa estampa renovada llegará el argentino a Chile, para presentarse el próximo sábado 1 de noviembre en el Teatro Oriente. Allí presentará en un 25 por ciento esos temas del "mejor disco que he hecho", y en el otro 75 lo que el público le pida a través de su sitio web, donde ya se anotan "Ojalá", "Para el pueblo lo que es del pueblo" y, por supuesto, la cuarentona "Mi viejo".
-Esa época fue la primera vez que se te escuchó aquí, pero luego tuviste un gran auge como figura relacionada al Canto Nuevo chileno en los '80. ¿De qué época te consideras más parte?
-Todas las épocas fueron muy fuertes, lo que pasa es que hay algunas en que uno se encara más. En los '80, cuando volví del exilio, estaba full con la música, con el grupo, convivía con ellos. Estaba muy dedicado, muy conectado con la gente. Eran estadios todos los días, conferencias de prensa, charlas con los chicos en la universidad o en la secundaria.
-¿Y cómo recuerdas tu regreso a Chile, con esos conciertos multitudinarios, como el que ofreciste en el estadio Santa Laura?
-Me acuerdo de muchas cosas. En Chile fueron siete u ocho veces que no me dejaron entrar. Un abogado amigo, que me hizo todos los trámites, me allanó un poco el camino para que pudiera ingresar, que también se lo hizo a Isabel Parra. Una de las veces en que no pude entrar me tuvieron como dos horas esperando para cambiar de avión y sacarme. Me dejaron ahí, en un rincón, hasta que viene uno y me dice "¡venga a hablar con el jefe!". El tipo estaba ahí, sentado en el escritorio, y me dice "¡usted es el cantante de protesta!". "No, de próstata, le han dicho mal", le respondí (risas). Se cortaba con una tijera el aire.
-Imagino que esa broma no fue bien recibida.
-No, pero fue aprovechar una rendija que se abrió en un momento y pude decir eso. No iba a hacerme el gallito con ellos, que tenían su fama de heavy. El tipo tuvo que presentar una lista de canciones, y le mandamos los títulos. El tipo leía y decía "y ésta, 'Llegando llegaste' seguro que es sobre el exilio". "No huevón", le decía el otro, y se la cantaba. Era todo como surrealista. Luego, en Santa Laura, fue muy duro, porque lo permitieron en la tarde. El día anterior habían prohibido Concepción. Hasta último momento no sabíamos si podríamos actuar, pero fue un montón de gente igual. Cuando estaba en el camarín fue un carabinero a ver la lista, quería asegurarse que no pase nada. Vio canciones como "Para el pueblo lo que es del pueblo" y me decía "esta canción está prohibida, no se puede". Yo le respondí "¿querés que salga bien esto? Dejame a mí, que de esto entiendo un poco, sé que no va a pasar nada". A la cuarta o quinta canción tocamos "Que se vayan ellos", y la gente se pone loca, pero luego tocamos "Soy pan, soy paz" y bajamos la temperatura enseguida. Luego "Para el pueblo lo que es del pueblo" y al momento "Mi viejo". Ya en la décima canción habíamos cantado lo que queríamos y nos pudimos relajar.
-Tu canción "Ojalá" siempre la finalizaste con algunas declamaciones vinculadas a la contingencia, ¿con qué mensajes la finalizas últimamente?
-Según diga la temperatura, el país, el conflicto que pueda haber. Llegamos el otro día de Colombia, donde hay toda una cosa con Chávez y con Uribe, que ninguno anda por la ruta. Hice una alusión a eso. Pero no es tan preparado. Uno llega, huele, mira y agrega lo que sale.
-Estuviste en el concierto por los 25 años de la muerte de Salvador Allende, en 1998. Ahora se realizará un evento similar por su centenario, nuevamente en el Estadio Nacional. ¿Te habría gustado estar?
-Claro que sí. Uno acompañó todo eso, que ha sido largo y duro, y ahora las generaciones nuevas ni siquiera se lo imaginan, lo distinto que era. Hoy se bastardea a la democracia, pero es democracia dentro de todo, hay parámetros de derechos humanos y otras cosas que antes perdimos.
-¿Sabías que un programa de televisión acaba de elegir a Salvador Allende como el "gran chileno" de todos los tiempos?
-Sí, supe. Me sorprendió bien, porque el tipo era un distinto que quería cambiar. Hoy en día lo puedo comparar a Evo, que después de tanto robo, tanta locura, llega como un tipo normal que quiere hacer las cosas bien. Hablé con él antes de que gane, le dije que me gustaba lo que estaba haciendo y que si necesitaba algo me pegara el grito. Me acuerdo que me llamó un lunes para que cerrara la campaña, y actué desde el miércoles para miles de personas en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba. Me alucinó, porque no había ni un bus en las puertas de los estadios, toda la gente llegaba por las de ellos. Le hice una canción al país, que se llama "Bolivia es como un barco que sale al mar".
-¿Es un apoyo a la demanda marítima boliviana?
-Yyy.. Es una sugerencia.