La sobreviviente del clan

El 7 de febrero de 2003 fue el despegue. Ese día, María Jimena Pereyra se alzó como la primera ganadora del programa buscatalentos de TVN "Rojo, fama contra fama", derrotando en la final de cantantes a su amigo Leandro Martínez. Fue el principio de una veloz historia de popularidad, que la argentina capitalizó inicialmente en un disco de covers y en su consolidación como rostro estable de uno de los programas más exitosos de la parrilla del canal estatal en ese momento.

Fue también el principio de la lucha contra los prejuicios, derivados de la plataforma que escogió. Porque, para muchos, ser "cantante de televisión" es similar a tener buena voz y poco talento, ser regular y tener una cuota fortuna, más otra de ubicuidad.

Pero Pereyra no se lo cuestionó demasiado. Simplemente aprovechó la instancia para construir la carrera que había soñado desde que era niña, con una insistencia que hoy la tiene editando su cuarto disco, Por dejar que pasara el amor (del sello CNR). El álbum marca el regreso de la cantante a las canciones inéditas, después de la recaída en su inicial fórmula de covers con Y más... (2005), y con un sello que la cantante define como más "adulto. No sólo en la sonoridad, porque es un disco súper crudo, que grabamos con instrumentos naturales, sin nada programado. También es comprometido con las letras. Quisimos que se notara la diferencia con los anteriores y donde me pudiera atrever más", cuenta.

-De tres discos que habías publicado hasta ahora, dos eran de covers. ¿Cuándo determinas que es mejor hacer nuevas canciones y cuándo que es mejor hacer covers?
-Yo nunca voy a renegar de los discos de covers, pero siempre me parece más auténtico hacer canciones inéditas, y este proceso en particular fue mucho mejor, porque nos juntamos a trabajar con varios de los compositores, yo participo en cinco de las canciones. Entonces lo siento mucho más, lo siento más mío. Se trabajó con todo el tiempo necesario, nos íbamos varios a componer a la playa con la guitarra. Hay mucha más mística.

-Y aunque dices que nunca vas a renegar de los discos de covers, ¿no sientes que ésa es una etapa que ya tienes que dejar atrás?
-Nunca hay que decir "no volveré a hacerlo". Los discos de covers creo que deben ser conceptuales. El primero, Dedicado (2003), yo lo encuentro súper bueno, porque fue conceptual. Eran covers, pero que buscaban agradecer a Chile por el cariño que me habían brindado, y qué mejor que hacerlo con sus clásicos. Si volviera a hacer un disco de covers sería conceptual, con un cuento detrás.

-Esta vez compusiste. ¿En qué etapa te sientes como compositora?
-Yo compongo desde súper chica, con compositores que me animaban a sentarme al piano y hacer mi música, porque siempre hay algo de pudor. Ahora compuse nuevas canciones, las que compuse entonces muchas son incluso infantiles, era muy niña.

-¿Cómo es la dinámica de presentaciones ahora que estás fuera de la televisión?
-No ha cambiado tanto, pero sí hemos abierto otro tipo de público. Sigo trabajando para empresas y fiestas privadas, pero también tengo mi banda con la que hago tocatas en pubs y ese tipo de cosas que había dejado de hacer. Antes de "Rojo" me presentaba mucho en pubs, pero sin banda. Ahora puedo hacer otras cosas.

-O sea que volviste a escenarios de los que te habías ido...
-Sí, pero es que a mí me encanta, yo disfruto. Es otra cosa estar con mi banda y con un público que va exclusivamente a escuchar música. En las fiestas es otro cuento, vas como invitada y generalmente con pistas. Es trabajo igual, pero la pasión y el ambiente son otros. Pero volver a un pub no es retroceder. Ahora me contratan para tocar mi música.

"Rojo" y el TV pop

Son las consecuencias, a fin de cuentas, de "Rojo", programa que también permitió la edición de discos de toda una corriente de cantantes juveniles, entre los que se cuentan Leandro Martínez, Carolina Soto, Daniela Castillo, Mario Guerrero, Juan David Rodríguez, Montserrat Bustamante, María José Quintanilla y Luis Pedraza, entre varios otros. Una fórmula que en algún minuto, incluso, pareció perfecta para que las discográficas pudieran paliar su crisis, pero que pronto dejó de funcionar, tanto en tiendas como en televisión. Tanto, que este año los ejecutivos de TVN decidieron que "Rojo" debía simplemente llegar a su fin.

-Después de tus años en "Rojo", ¿qué evaluación haces de la TV como plataforma para cantantes?
-Siempre voy a estar agradecida del programa, porque gracias a ellos logré un contrato discográfico, hoy puedo seguir con la música. Los puntos en contra son que uno pierde un poco de intimidad y que hay cierto preujuicio del medio con los artistas que salen de un programa. Ahora dependerá de mí y de mi trabajo el ser creíble. Yo me considero súper auténtica, me dedico a esto desde los 11 años. Ahora es volver a tomar las riendas y decir "ésta soy yo".

-¿Qué sentimientos te provocó el final del programa?
-No me chocó tanto, porque hacía como dos años que no estaba allí. Da pena igual, porque estuve cuatro años, hay mucho cariño hacia la gente que allí trabajaba. Pero son ciclos, todos tenemos que ir progresando.

-¿Qué crees que pasó con la televisión como plataforma de cantantes?
-Ha cambiado mucho el mercado. Esos programas de baile y música ya no funcionan. Tiene que ver con que los chicos tienen otras necesidades, con el mayor acceso a Internet, a artistas de todo el mundo. Ya no se sientan tanto frente a la TV como al computador. Pero es obvio que iba a cambiar, todos los ciclos se cumplen.

-¿De qué artistas que salieron de "Rojo" crees que seguiremos sabiendo en un futuro?
-Yo los respeto a todos. No soy de escuchar los discos de mis compañeros, pero creo que muchos de ellos pueden llegar a hacer carreras fuertes, como la Monse (la baladista Monserrat Bustamante). A la Carola Soto le tengo mucho aprecio, y ella es una gran baladista, así es que le puede ir muy bien con un disco. A la Coté (la estrella María José Quintanilla), con sus rancheras, sé que le está yendo bien. A esa gente le tengo mucho cariño.