A principios de siglo discos como La revancha del tango (2001) y Bajofondo Tango Club (2002) instalaron en el mapa musical un juguete nuevo: El tango electrónico, un estilo que abordaba la primera palabra de la frase con los códigos de la segunda, y que pronto se transformó en banda sonora de radios y bares con moral chill-out.
Una emergencia así, prácticamente condenaba a este nuevo invento a una vida corta, plástica y frágil, y de ese modo fueron desapareciendo lentamente los distintos exponentes que encontraron en el tango electrónico una verdadera fórmula. Pero otros no. Es el caso de Bajofondo, el proyecto liderado por el destacado músico y productor argentino Gustavo Santaolalla.
Luciano Supervielle, pianista y programador de la agrupación, reconoce ese trayecto, y cree que la clave de ellos fue "reinventarnos un poco, porque es muy diferente lo que estamos haciendo ahora de lo que empezamos haciendo cuando arrancó el grupo. La música que hacemos tiene un factor de innovación presente, y es algo necesario para nosotros, para ir explorando nuevos sonidos, nuevas ideas. Eso es lo que nos permite mantener el entusiasmo y la frescura, y tratar de llevar más allá el concepto que venimos trabajando hace casi seis años", cuenta.
De este modo han llegado a trabajar con nombres tan impensables en el papel como Calle 13, en el disco Residente o visitante de los puertorriqueños, o con Mala Rodríguez y Nelly Furtado, en la última producción de Bajofondo, Mar dulce, que presentarán por segunda ocasión el próximo sábado 15 de noviembre en la Ciudad Empresarial de Huechuraba.
"Hemos girado mucho, acabamos de llegar de Japón y de Corea, tocamos bastante en Estados Unidos y Europa, y en este momento estamos cerrando la gira. El último show será el 18 de noviembre. Pero bueno, tocaremos temas del primer disco, de mi trabajo solista, y algunas cositas más de cada uno", adelanta Supervielle.
-Ya es algo que hacen regularmente, esto de incorporar cosas de lo que cada uno hace...
-En el show actual sí. El año pasado creo que tocamos el mismo tema que vamos a tocar ahora de la película "Diarios de motocicleta", en que todos los de la banda acompañamos a Gustavo y es un paisaje sonoro, un momento especial dentro del show. Exploramos todas nuestras posibilidades instrumentales y compositivas, que hace al show algo muy variado.
-Además de tener esos proyectos, ustedes viven en lugares distintos, ¿ha dificultado eso el trabajo en conjunto?
-La distancia es efectivamente un factor importante, pero no lo tomamos como algo que dificulte nuestro trabajo, sino como parte de las reglas del juego, y lo utilizamos para que se transforme en algo distintivo de nuestro sonido. Que vivamos en distintos países y tengamos proyectos aparte, alimenta más a la banda, porque cuando nos juntamos traemos un montón de cosas que venimos trabajando en otros lugares. Eso enriquece nuestra música. Bajofondo es la mezcla de muchas cabezas musicales muy diferentes.
-¿Y han tenido que recurrir a métodos de trabajo a distancia, como enviarse ideas por Internet?
-Sí, trabajamos mucho de ese modo, pero también viajamos mucho, nos vemos muy seguido, y en general cuando vamos a grabar o ensayar nos juntamos en Buenos Aires, a pesar de que hoy en día sólo el bandoneonista vive allí: Cuatro vivimos en Montevideo, otro en Bariloche, y Gustavo y el baterista en Los Angeles. Si no podemos en Argentina, nos ha tocado hacer ensayos en lugares muy locos, como Bélgica, República Checa o Inglaterra.
-En Argentina van a estar en Creamfields, un festival muy ligado a la electrónica más tradicional. ¿Es usual que participen en eventos de ese tipo?
-Creo que nuestra presencia ahí habla de la apertura de Creamfields a extremos menos electrónicos, dentro de cosas que sí tienen elementos de esa música, como nosotros. En muchos festivales del mundo pasa lo mismo. En Austria tocamos en un festival de drum n' bass, donde compartimos cartel con Bad Company y DJ Marky.
-¿Y dónde se acomodan mejor? ¿Con ese público más fiestero y encendido de la electrónica, o con el público de teatros que los escucha desde sus asientos?
-Hemos tocado en sitios muy diferentes y cada lugar tiene lo suyo. Tocar en un teatro está bueno, porque tocas de una manera más concentrada y refinada, pero en un boliche también, porque hay una energía más rockera y bailable. El show de Bajofondo contempla esa paleta de energías.