En el rubro de grupos españoles que este año han tenido que buscar a una nueva voz luego de que la cantante original iniciara una carrera como solista, La Oreja de Van Gogh no está sola. De antes vienen Presuntos Implicados, el trío valenciano que desde 1983 se ha encomendado a la tibieza y la luminosidad del soul y el pop y que en ahora también reaparece con flamante vocalista, por primera vez tras la partida de Soledad Giménez en 2006 y del disco Postales (2005).
Lydia Rodríguez es la nueva implicada y se incorpora con familiaridad al décimotercer disco del trío. Con 28 años y tres álbumes grabados como solista, su voz y sus matices son los apropiados para las cuidadas melodías y el sonido templado de esta música. Era esperable que satisficiera los estándares de dos productores avezados como el guitarrista Juan Luis Giménez y el bajista Nacho Mañó que, como es habitual, se reparten la composición y producción de las canciones, ya característica en la orquestación delicada de pianos, guitarras y coros y su inclinación por los detalles.
También hay pop más enérgico en una canción como "Acuérdate", por si se trata de fijar territorio ante nuevos españoles pop como Amaral, La 5ta Estación o El Sueño de Morfeo. Pero Presuntos Implicados imponen su historia cuando en esa misma canción dicen "Oyendo a Joan Manuel y a Supertramp / leyendo a Bécquer y a Whitman", y un poco más adelante el piano eléctrico de "7 pisos" se oye de hecho como el de Supertramp en "The logical song" (1979), o más, como el teclado de los mejores Doobie Brothers en "What a fool believes" (1978), mientras la tercera canción parece un guiño inicial a "You can do magic" (1982), de America. Entre el soul de ojos azules y el eco de "Solid gold": ése ha sido el gusto de Presuntos Implicados desde los años de su éxito "Cómo hemos cambiado" (1991) y desde antes; y es el mismo gusto que reaparece con un nuevo impulso pop en este disco.