Quien haya abierto una cuenta en MySpace para dar a conocer su música, sabe que las opciones para clasificar su estilo son muchísimas. En la lista figuran rótulos más tradicionales como punk, rock o hip-hop, hasta otros más específicos como nu-jazz, progressive house y jungle. Y, entre ellos, las alternativas dan para todo: Música concreta, a cappella, acusmática y hasta música de sanación y meditación.
La elección, que para muchas bandas puede ser un simple trámite, sometió a los integrantes del dúo mexicano Plastilina Mosh a una compleja disyuntiva. "Nos quedábamos platicando a veces en torno a la misma pregunta que nos han hecho: '¿Qué toca Plastilina Mosh? De repente suena rock, de repente pop, hip-hop, electrónica...'. Y la respuesta de nosotros siempre ha sido la misma: 'no sabemos' ", cuenta Juan José González, conocido por todos como Jonaz (guitarra, voz).
-Es simplemente rock, como una forma de hacer lo se te antoja sin dar explicaciones a nadie. Cuál es la necesidad de etiquetar. Y no es porque yo me las quiera dar de radical y decir 'no, no voy a etiquetar mi música'. Es simplemente porque, te juro, no sé dónde empieza el funk o cuándo se convierte en rap. No sé qué tocamos, porque no sé qué es qué- dice.
Por tanto, junto a su compañero Alejandro Rosso llevaron esas cavilaciones a una casual declaración de principios. "Ponle rap cristiano, black metal y mariachi", se dijeron en joda. Y así se quedó, como una muestra de la diversidad e imposibilidad de clasificar con que Jonaz y Alejandro Rosso (teclados, programaciones y voz) perciben su propia obra. "La respuesta es '¡es música!, está divertido y hay que escucharlo'. A la gente le decimos 'es como Beck. No sabemos decirte qué tocamos, pero si en tu pequeña cabeza lo tienes que etiquetar, hazlo como el grupo de México que suena como Beck'".
Esta mezcolanza es en la que se volvieron a sumergir para dar vida a su cuarto álbum All you need is Mosh (2008), recién editado en Chile (Feria Music), y que Jonaz describe como "un disco comercial, pop, prendido, para una loquera, una buena noche. Un amigo me dijo 'es un soundtrack perfecto para un viernes por la noche'. Tiene una cadencia rica y suave, como si estuviera amaneciendo un sábado. Ya teníamos discos de 18 temas, ahora buscábamos algo más compacto y sólido, que no tuviéramos que darle muchas vueltas para disfrutarlo. Creo que tiene tres partes muy marcadas: una medio old-school punk, con la cuestión indie; por otro lado tiene una onda muy ecléctica instrumental, de electrónica antigua; y por último, el lado más amigable y generoso".
-A fin de cuentas, la referencia al "soundtrack" no era tan lejana. Ustedes venían haciendo música para películas.
-Sí. Habíamos estando haciendo cosillas para pelis, por un lado con Plastilina y, por otro, cada uno por su lado. Pero yo creo que hacer cualquier tipo de música fuera del proyecto, las películas, tocar con otra banda ocasionalmente, hacer tus proyectos, me llevó a decirle (a Rosso) 'no sabes cómo te extrañé, compadre'. En vez de repartir responsabilidades con un compañero que te entiende perfectamente bien, tienes que llevarla solo o hacer que te entiendan tres o cuatro personas más, que no me leen tan rápido como él. Rosso me dijo 'pero es que a mí me pasa lo mismo. Vamos a hacer otro disco'.
-¿Por qué tardaron tanto en grabar en un álbum?
-Nos moríamos de ganas de hacerlo desde antes del Tasty (2006, recopilación). A la disquera le debíamos dos discos después de Hola chicuelos (2003), entonces empezamos a hablar con ellos para sacar el primero y nos dijeron 'no hombre, aguanta. El estudio, la promoción... Mejor no hagamos un LP, hagamos un recopilatorio, así ahorramos en producción y ese dinero lo gastamos en promoción'. Así grabamos tres temas, sale el Tasty, la disquera hizo un video y se desentendió. Nosotros nos movimos con nuestro mánager, fuimos a Sudamérica, Europa, Estados Unidos. Tomó mucho tiempo. Nos dimos cuenta de que todo eso fue casi una lucha independiente, así es que cuando llegó la disquera y nos dijo 'qué onda, queremos hacer un LP', les respondimos 'no, gracias. Si nos pides otro LP vamos a ser buenos y no vamos a trabajar, no vamos a hacer nada'. Total que estuvimos esperando un rato hasta que nos soltaran, que nos dieran nuestra carta de retiro.
-Eso también es reflejo de los tiempos, que ustedes han vivido como pocos: En diez años conocieron todas las etapas de la música en los últimos tiempos.
-Claro, desde que (las compañías) apoyaban un montón hasta que no apoyaban nada. Ahora estamos viviendo todo esto de ser independientes, invertir uno mismo, buscar sponsors.
-¿Cómo crees que han incidido estos giros de la insdustria en su trabajo?
-Yo creo que nos sirvió bien y de la forma en que tenía que ser, porque nos ha forjado una manera de trabajar en la cuestión empresarial, de cómo administrar una banda, producirla, y la aplicamos con nuestro grupo. Nos da más comodidad (la independencia), sabemos que cada promoción que hacemos va a valer la pena, sabemos a quién va dirigido todo. Creo que también (estamos) más responsables, ¿no?
-Su origen además formó parte de lo que se llamó "alternativo", ¿sienten que pudieron ser precursores para América Latina del movimiento que hoy llamamos "indie"?
-Casualmente estuvimos ahí, el destino nos puso ahí. Hoy tenemos que batallar igual que otras bandas. Nuestra ventaja es que ya tenemos un nombre. Pero no me considero ni guía espiritual ni influenciador ni nada de nada. Quiero seguir pensando que no tengo compromisos con nadie para poder hacer lo que yo quiera. Pero, como hablábamos, a Plastilina le ha tocado estar en todos lados y tocar un poquito de todo. No quiero pensar que somos precursores, pero sí que tenemos algo más de experiencia que los demás.