Con Barack Obama en la Casa Blanca y un sentimiento universal de simpatía hacia las propuestas mestizas, Bloc Party abraza el futuro con indisimulada confianza. Su rock "indie" de abierta disposición a la fusión trastabilló un poco en Weekend in the city (2007), pero vuelve a sostenerse con firmeza en Intimacy, un disco de pulso agitado y atmósfera urbana, que somete sus arreglos a un sofisticado procesamiento de estudio y se envuelve en la urgencia incamuflable de un vocalista a a la vez carismático y furioso. El británico-nigeriano Kele Okereke es un frontman rockero como lo exigen los tiempos, que recoge la ansiedad del punk y la combina con la medida cerebral de la más.
La tradición del rock inglés más furioso es la que gatilla canciones como "Ares" (pariente cercana del tecno-punk de Prodigy), y la contingente "Mercury" tributa a los inmortales PIL a través de un agudo himno para la crisis inminente: "Éste no es el momento para comenzar un nuevo romance / éste no es el momento para firmar un nuevo contrato". Gracias a Dios, Bloc Party ha dado un paso al lado del brit-pop para sostenerse en un sonido más ciudadano que nacionalista, más del siglo XXI que del revivalismo, más mestizo que puro.
—Cristina Hynde