BUENOS AIRES.- Sin perder ni un ápice de la energía y la sensualidad que ya son marca registrada de la indiscutible reina del pop, Madonna dio este jueves el primero de los cuatro conciertos que ofrecerá en Buenos Aires, el escenario del DVD de la gira “Sticky & Sweet Tour”.
Después de que la primera presentación se retrasara un día por una demora en la llegada de parte del vestuario y los equipos técnicos, la "Ciccone" levantó a las 60 mil personas que abarrotaron el estadio “Monumental” al ritmo de los temas de su último álbum, Hard Candy, y de grandes éxitos de su extensa carrera, como “4 minutes” o “Like a prayer”.
No se espera menos de Madonna que un gran espectáculo, y en el de esta noche, incansable, la artista se puso sombreros, gafas y pelucas, se arrastró por el suelo y besó a una de sus bailarinas.
Con un somero “hola Buenos Aires” la estrella abrió su recital ante una multitud compuesta en su mayoría por treintañeros.
Por el enorme escenario, la artista se paseó montada en un descapotable blanco para dar entrada al tercer tema de la noche, “Human Nature”, que algunos interpretaron como un himno dirigido a su ex marido, el cineasta Guy Ritchie, del que se divorció hace mes y medio.
"Vogue” y “Die another day” fueron las encargadas de cerrar el primer bloque del concierto con una Madonna que no dio muestras de cansancio junto a dos boxeadores que lucharon en un ring surgido de la nada para colorear el escenario.
Una Madonna más inocente apareció con “Into the groove”, aunque la ingenuidad se convirtió en picardía cuando se puso a jugar con sus bailarines y una cuerda enfundada en unos minúsculos shorts rojos de colegiala.
Los juegos y bailes sensuales y serpenteantes continuaron con "Hardbeat”, “She×s not me” y “Borderline” en un ciclo ascendente que culminó con la célebre “Music”, que convirtió al estadio en un auténtico templo del pop en el que ella fue la diosa adorada por el público.
La diva, que regresó a Buenos Aires tras quince años, desapareció unos instantes para cambiarse mientras el público degustaba un interesante video, remix de “Die another day”, con imágenes de su venerada cantante.
Con una melódica interpretación de “Devil would not recognize you”, Madonna inauguró la parte gitana del espectáculo, en la que quiso dar a los argentinos una “spanish lesson”.
Con “Miles away” rindió tributo a la vida nómada y proyectó en las innumerables pantallas repartidas por el estadio imágenes de distintos países como India, Rusia y España.
El carácter gitano continuó con “La isla bonita”, en la que tres músicos rumanos tocaron violines y guitarra española con toques de folclore balcánico convirtiendo el tema en una versión “gipsy”.
Madonna terminó por conquistar a sus seguidores de Buenos Aires al cantar con emoción su célebre versión de “Don't cry for me Argentina”, del musical Evita.
La recta final del concierto incluyó, como suele pasar en las presentaciones de la estrella, una video-lección de política proyectada en las pantallas, con imágenes de niños soldados y políticos, entre ellos una clara apuesta por el recientemente elegido presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
De regalo, interpretó su “Like a virgin” a capella y coreada por la multitud que la ovacionó durante todo el espectáculo.
Madonna cerró su espectáculo con una versión electrónica de “Give it to me”, exprimiendo fuerzas para darlo todo y despedir con buen sabor de boca un concierto de más de dos horas en el que la estrella del pop volvió a brillar y que verán 240 mil personas en los cuatro recitales que ofrecerá en la capital argentina.