Santogold

Son más europeos que estadounidenses los códigos que saltan al oído en la música de Santogold, un proyecto en plan colectivo comandado, sorprendentemente, por una ciudadana de Filadelfia (Santi White es su nombre). La mezcla realizada por la cantante afroamericana en este alabado álbum debut sigue las pautas de fusión electrónica, pop, raggamuffin y hip-hop agitadas en el último tiempo por gente como M.I.A., que es su referente más cercano en sonido y trabajo visual (comparten, además, un par de productores). Pero la inquietante agitación in yer face que ha hecho famosa a la londinense, se trueca, en el caso de Santogold, por una cierta amabilidad pop que, no por poderosa e ingeniosa, deja de ser cálida y perfectamente radiable.

Qué grato es enfrentarse a un disco donde lo que se pueda decir de un tema no es extrapolable al álbum completo. Éste es un disco de paradas diversas, frescas todas ellas, que a veces recuerda al tecnopop ochentero de gente como 'Til tuesday ("L.E.S Artistes"), otras agarra la clave de ese irresistible punk bailable que antes nos enseñaron los Yeah Yeah Yeahs ("You'll find a way"), que muchas veces cita al electropunk de Peaches, y que luego se pone en "lo más" de la vanguardia con temas como "Creator", una explosión de big-beats, scratches y aullidos pasados por efectos ante el que el oído vuelve a despertar a las maravillas creativas del pop cuando es conducido como vehículo de riesgo. Como escribió un diario británico, "si Santi White estuviera un poco más enchufada, haría cortocircuito".

—Cristina Hynde.