LONDRES.- El día que Keith Richards muera se acaba para siempre el lema de la época en que los Rolling Stones dominaron el mundo: "Sexo, drogas y rock and roll". Pero eso no va a ocurrir ahora: El duro de la banda llega a los 65 años.
Como casi ningún otro músico, el guitarrista de los Stones marcó y experimentó el cliché del músico de rock. Y a pesar de que muchos médicos le predijeron una muerte temprana a causa de su vida desenfrenada, sigue ahí, de pie, con su guitarra eléctrica, por más de 45 años.
Junto con el cantante de los Stones, Mick Jagger, Richards conforma seguramente el dúo de compositores de rock más exitoso de todos los tiempos, incluso más que los Beatles John Lennon y Paul McCartney, a quienes doblaron la mano en 1969, cuando los de Liverpool disolvieron la banda y la colaboración creativa. Jagger y Richards siguieron juntos hasta 2005 al menos, cuando editaron su último álbum de canciones originales, A bigger bang.
Hoy, Richards, que nació en el condado de Kent, en el sur de Inglaterra, entra en la tercera edad.
Cuando Richards está sobre un escenario, apenas se le notan los excesos de las últimas décadas. Y eso que él mismo ha aseugrado que durante años estuvo en las listas de las celeridades que podían morir de un momento a otro. Keef, como le dicen en su círculo de hierro, se sumerge en la música. Está en forma y aguanta.
Soy el peor tipo
La parte más extravagante de las actuaciones, sin embargo, se las deja al cantante Jagger, que con su cuerpo fibroso recorre el escenario entregado. Eso convirtió a Jagger en la cara de los Rolling Stones, pero fue su amigo de la juventud, Keith Richards, el que creó una gran parte de los hits, entre ellos "(I can't get no) satisfaction", y que con su guitarra determinó el singular sonido que convirtió a los Stones desde 1963 en la banda exitosa más tiempo en activo de la historia del rock.
A pesar de que Richards supuestamente cantó en un coro de niños delante de la reina Isabel II y tiene tres hijas y un hijo de dos relaciones, nunca fue un modelo para la juventud. De todos los Stones, siempre fue "el peor" (una canción suya, "The worst", del disco Voodoo lounge, de 1994, así lo acredita).
Durante mucho tiempo, bebió y consumió todo tipo de sustancia que lo colocara. Y a pesar de que muchos apostaban por una muerte temprana, el cuerpo de Richards sobrevivió de manera asombrosa a los abusos, que se pueden leer sin embargo perfectamente en los surcos de su cara. "Ya sobreviví a muchos de mis médicos", comentó el músico en una entrevista.
Pero aunque Richards se muestre tan seguro de sí mismo sobre un escenario, cuando no tiene la guitarra en la mano a veces parece enfermizo, demasiado delgado y hundido. Su risa acaba entonces en una tos, a la que se le escuchan claramente los cigarrillos fumados.
Y un gran orador tampoco es. Desconcentrado, inicia frases que a veces nunca termina. Y hasta las declaraciones más vanas las subraya con movimientos de manos.
Cuando intenta explicar el éxito de los Stones, habla de una química que no se puede analizar. Esta química llevó muchas veces a mezclas explosivas. Numerosas peleas entre él y Jagger fueron zanjadas por el segundo guitarrista de los Stones, Ron Wood.
La muerte está cerca
Una y otra vez hubo tensiones en la banda, también porque Jagger alguna vez probó suerte como solista. Y a comienzos de este año, Richards calificó al líder del grupo de "ambicioso" y "energúmeno".
Sin embargo, la banda nunca se romperá a causa de estas peleas, aseguró Richards convencido. "Sólo la muerte" podría detener a los Stones, dijo alguna vez. Quizá al hacer ese comentario, Richards pensaba en su accidente en las Islas Fiyi, cuando supuestamente se trepó a una palmera, resbaló y cayó desde cinco metros de altura.
Los médicos lo tuvieron que tratar después de un coágulo en la cabeza. Más adelante, Richards contó otra versión de la historia. "Era un maldito arbusto sobre el que estaba sentado, y no un árbol. Y yo simplemente me caí en la dirección equivocada".