"Gran gala bailable" y "joyas de la música popular" son las definiciones en juego para la próxima actuación conjunta de estos grupos. Bailable y popular, el combo doble entre Chico Trujillo y la Banda Conmoción es el encuentro entre dos de los conjuntos que con mayor fuerza están animando el circuito de la juerga chilena resurgido en los últimos años en el nombre de la cumbia y otros ritmos.
El rock y el teatro son los orígenes. Chico Trujillo se desprendió en 1998 de la banda rockera LaFloripondio para tocar en paralelo un repertorio de cumbia, y la Banda Conmoción se gestó en 2001 al interior de la compañía Teatro Mendicantes y desde 2005 tiene vida independiente, dedicada sobre todo a la cumbia, a la influencia gitana y a las raíces de los conjuntos de bronces nortinos de Chile.
También acaban de sacar sendos discos en los últimos meses. Uno es Plato único bailable (2008), el tercero de Chico Trujillo después de Chico Trujillo y la señora Imaginación (2001) y Cumbia chilombiana (2005). Y el otro es Pregonero (2008), el primero de la Conmoción. Ambos acaban de compartir el cierres de los Carnavales Culturales de Valparaíso en diciembre pasado, y no se acaban ahí las conexiones.
-Te puedo hablar como Juanito Gronemeyer personalmente, y la Conmoción es una de mis bandas preferidas de Chile -dice Juan Gronemeyer, baterista y percusionista de Chico Trujillo-. Si bien no compartimos el mismo esquema de sonido, eso mismo hace más enriquecedor el contacto.
-Agradecemos a Chico porque nos ha abierto mucho las puertas -reconoce a su vez José Pepe Máikol Barría, el saxofonista de la Banda Conmoción, grupo dirigido a su vez por Cristian Hueo Sanhueza-. Están hace mucho tiempo, son de la generación anterior, se podría decir. El grueso de la Banda Conmoción tiene de 25 a 35 años. Son los mismos músicos de LaFloripondio y tienen más experiencia.
-¿Se nota esa diferencia generacional?
Gronemeyer: Estos pendejos (risas).
Hueo: Sí, nosotros somos los siguientes. ¿Cuántos años tienen ustedes con LaFloripondio?
Gronemeyer: Quince.
-Ya han tocado antes juntos. ¿Cuál es el efecto conjunto que arman?
Pepe Máikol: La música que hacemos es bastante similar. Es un rescate de la cumbia clásica, más que la pachanga rockera quizás de Juana Fe, Villa Cariño o Ginebra. Chico toca boleros y cumbias, y nuestro slogan es "sonido esencial": con los bronces, la performance en vivo de los músicos para que la gente en el salón lo aprecie y lo baile.
Hueo: (En el público) se vuelven locos. En la junta de estas dos bandas hay cariño y esa energía se traspasa. Si fuéramos amargados sería aburrido: tiene que haber una energía, unas ganas de tocar y de hacer bailar. Todo se ensambla en provocar y estimular a la gente al baile.
-¿Cuáles son las coincidencias?
Gronemeyer: El punto neurálgico para las dos bandas es generar el baile. Es imposible que estés de piernas cruzadas escuchando ala Banda Conmoción o a Chico Trujillo. Hay que estar parado y mínimo, mínimo, mínimo mover la patita. Con ese hilo común: mover el esqueleto.
-¿Y las diferencias?
Pepe: La diferencia principal es que Chico es una banda con un frontman muy claro, que es el Macha (Aldo Asenjo, también cantante de LaFloripondio). El Hueo, que es nuestro director, canta en un par de temas, pero nuestra banda es grupal. Es una línea continua de músicos, a veces en medialuna, y al frente hay dos figurines naturales, que son bailarines, actores, platilleros. El Macha es un figurín en sí mismo, pero él canta y es un animador. Y lo otro es la electricidad. Chico es una banda eléctrica, el bajo, la guitarra, el teclado. Nosotros no. A veces ni siquiera usamos micrófonos, cuando hacermos la entrada o la salida es a capela.
Conmoción o carnaval
-¿Hay una manera distinta de tocar la cumbia en cada grupo?
Gronemeyer: Ellos son vientos y percusión, y nosotros tenemos un formato más de banda de rock. Pero así es más rica la mezcla de dos estilos bailables.
Pepe: Sí, es distinto porque Chico se puede decir que tocan cumbia y bolero, y nosotros no sólo tocamos cumbia. Nuestro repertorio tiene tres patas. Una primera nortina, chilena, andina, en la que tocamos la morenada como es en Iquique, en La Tirana. Luego una pata latinoamericana, donde entra la cumbia, pero también tocamos mambo, cha cha cha, boleros. Y la tercera pata es la gitana, que viene por las cañas de los clarinetes, los saxos medios llorados, tiene algo de los Balcanes.
-Se ha usado la palabra carnaval para referirse a esta música. ¿Es apropiada?
Hueo: El carnaval requiere siglos, eso digo yo. Se va transfiriendo por las familias. Es más que un espectáculo donde aparece un montón de grupos musicales.
Gronemeyer: Además no tenemos esa cultura africana que llega a Brasil, a Uruguay, con la murga uruguaya, por ejemplo.
Pepe: Yo no puedo decir que no, porque mucha gente va a ver a la banda y va a decir "carnaval". Pero creo que la palabra se está mal usando, política, socialmente. "Carnavales culturales" en Valparaíso, por ejemplo.
-¿Por qué? ¿Es redundante, un carnaval siempre es cultural?
Pepe: No, y porque es plural. ¿Cuáles son todos esos carnavales? ¿Cada pasacalle es un carnaval? Etimológicamente es una fiesta religiosa, pero está el Carnaval de Rio de Janeiro. La palabra tiene mucha carga. La fiesta de La Tirana no es un carnaval. Es una fiesta religiosa, con ley seca, con un culto y un respecto a la virgen. El carnaval responde a una carga religiosa, histórica, que nosotros no tenemos. La Conmoción genera conmoción, diría yo. Distorsión, emoción, salto, alegría.
-¿Te gusta más conmoción que carnaval?
Pepe: Claro que sí. Porque la Conmoción es un poco tensa, también. No es feliz absolutamente. Es tensa, porque queremos sorprender a la gente, apretarla, no sólo darle una alegría liviana. Por eso de repente tiramos fuegos artificiales, petardos. Es una irrupción.
-Varios grupos como ustedes tienen además un componente contestatario. ¿Eso queda en un segundo plano para el público, detrás de la juerga?
Gronemeyer: Yo por lo menos en eso me hago el huevón. Prefiero ver el carnaval como una cosa apolítica, de qué bueno que exista una instancia pública, popular, de que la gente baje del cerro a mirar un espectáculo gratuito, y que haya muchos conciertos.
Pepe: Hay una cosa esencial de la Banda Conmoción que tiene que ver con el espacio público. Tenemos muy arraigado lo de la calle, la plaza, el afuera de mi casa que también es mío y de todos, donde ejercer música, teatro, de forma libre, sin tener que pedir permiso, pagar ni ser avisado.
Hueo: Y es bueno que exista. Puede que haya un malentendido con la idea de "carnaval", pero es una manera de sintetizarlo para la gente. Igual que todo lo que viene haciendo hace años en la Quinta Normal. Ese es un espacio que uno agradece. Y ojalá fuera cada dos fines de semana, y que la gente vaya todos los domingos a la Quinta Normal.