"El Flaco" se sincera: "El final en el 2001 fue muy patético"

SANTIAGO.- "Del show no puedo decir nada", dice de entrada Paul Vásquez cuando se le habla del Festival de Viña del Mar. Es que el humorista mantiene en la más absoluta reserva los detalles de uno de los números que más expectativas ha generado en el público para esta edición del certamen: Su reunión con Mauricio "El Indio" Medina, con quien regresará a Viña como la dupla Dinamita Show.

Se trata de un auténtico nombre histórico del Festival, donde no se olvida el hito que anotaron en 1996, cuando su éxito les reportó otra actuación en el cierre, reconocimientos al aire por el rating que estaban marcando y hasta un ofrecimiento de contrato con Mega, además de la obvia Gaviota de Plata.

Tal vez por eso, y por sus cinco años de separación, es que las expectativas están por las nubes en relación con el show que ofrecerán mañana en la Quinta Vergara. Pero Vásquez, pide cautela, que no los presionen, pese a que está con la confianza arriba, tras la intensa preparación en que se embarcó con Medina. "Tuvimos cerca de 100 horas de concentración, aprendiéndonos los libretos, ensayando, compartiendo y recuperando la química", cuenta, revelando que el acercamiento partió por lo personal.

"Teníamos que aclararnos para poder pensar tranquilos en la rutina. Nuestra relación está bien, se limaron las asperezas, el consenso está, y por tanto nos concentramos plenamente en lo que es la rutina. En estos cinco años separados Mauricio y yo adquirimos experiencia en solitario. Eso lo complementamos, con la fusión que hicimos se dio un buen resultado", dice.

-¿Cómo fue esa fusión? ¿Qué te parecieron los libretos de Mauricio cuando te los mostró?
-Al principio no tuvimos ningún acuerdo. No me gustaban los de él, a él no le gustaban los míos. Pero de repente rescatamos lo bueno de él, lo bueno de los míos, lo acoplamos y pedimos apoyo a Pancho del Sur. Él ordenó todas las ideas que teníamos y resultó lo que vamos a hacer el miércoles.

-Las expectativas de la gente es que repitan un paso tan arrollador como el de 1996, ¿lo crees posible?
-Esas expectativas que se ha creado la gente son impresionantes. Eso también nos tiene muy ansiosos. En estos momentos nosotros queremos subir a la Quinta Vergara, hacer un buen show, que la Quinta se ría, lo pase bien. Con eso estoy conforme. Reventar un hito, como en el 96, no es lejano hacerlo, pero no es mi prioridad empatarme.

-Y siguiendo en las presentaciones anteriores, ¿cómo recuerdas la de 2001?
-La rutina no fue mala, insisto en eso, pero el final fue muy patético. Es que me da lata... terminamos llorando. Ahora, con la madurez que tenemos, vamos a subir a la Quinta Vergara, vamos a hacer la pega y chao.