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Roger Hodgson celebró con los suyos

El británico mantuvo a dos tercios del público hasta pasadas las tres de la madrugada, de la mano de los clásicos de Supertramp.

26 de Febrero de 2009 | 04:02 | Sebastián Cerda, enviado especial a Viña del Mar
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El británico se llevó los trofeos viñamarinos, gracias a un show íntimo y sin reparos.

Claudio Bueno, El Mercurio

VIÑA DEL MAR.- Trajo otra forma de cerrar una noche en Viña. Un final para pacificar más que para encender, que es lo que ya parece dictar el libreto del Festival. Tal vez no fueron muchos los puntos de rating que marcó Roger Hodgson en el cierre de la tercera noche del certamen, pero en la Quinta Vergara la receta funcionó.

Con una mezcla de destreza en los teclados, un cantar agudo y sentido, una atmósfera espiritual y naturalista (la escenografía la complementó con grandes plantas) y una fórmula que, entre otras vertientes, acude al piano-rock y la música progresiva (su banda prescinde de las guitarras, salvo contadas excepciones), el veterano de Supertramp conquistó al público con un repertorio seguro, que se nutrió de los más reconocibles y exitosos temas de su antigua agrupación.

Así circularon "It's raining again", "Breakfast in America" (con ciertos toques klezmer dados por su clarinetista) o "The logical song", todas canciones que aún gozan de excelente salud en las viejas radios para el "adulto joven".

En parte debe haber sido ese público objetivo el que se quedó hasta cerca de las 03:30 de la madrugada en la Quinta Vergara, ocupada entonces en unos dos tercios de su capacidad, suficiente para legitimar las antorchas y la Gaviota que el artista se llevó.

Entre ellos se encontraba el millonario Leonardo Farkas, quien aplaudió a rabiar la salida de Hodgson a escena, sólo algunos instantes después de haber regalado el show más intragable en lo que va de Festival. Y al frente, sentado en su teclado, estaba Hodgson, mostrando cómo se toca el instrumento con ponderación y destreza. Ojalá que el melenudo empresario haya aprendido algo contemplándolo. El público, al menos, pudo irse a casa con una sensación en los oídos mucho más agradable.

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