EMOLTV

Raúl Ruiz prefiere que lo pirateen si así se ven sus películas

El cineasta dice que "a Chile no hay que volver, hay que estarse volviendo".

29 de Marzo de 2009 | 06:29 | DPA

BUENOS AIRES.- Raúl Ruiz no está a favor de la piratería. Pero si tiene que elegir entre que su cine se vea o no, prefiere que lo pirateen y que cuelguen sus películas en Internet, aseguró el cineasta chileno en entrevista con dpa en Buenos Aires.

Desde su primer largometraje, "Tres tristes tigres" (1968), Ruiz lleva realizadas más de cien películas y experimentó con todos los formatos, formas, países, temas y épocas posibles. Tanto innovó que es uno de los pocos cineastas a los que la revista francesa "Cahiers du Cinema" dedicó un número especial.

Ruiz se exilió en Francia en 1974 y desde entonces desarrolló su carrera allí. En el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI, 25 de marzo al 4 de abril) le dedican estos días un ciclo especial, con siete de sus trabajos. Dos de ellos, muy antiguos: "Diálogos de exiliados" (1975) y "El realismo socialista" (1973). Y los demás, más recientes: "Colloque de chiens" (2008), "Nucingen Haus" (2008), "Litoral, cuentos del mar" (2008), "La recta provincia" (2007) y "El tiempo recobrado" (2008).

El director de "Klimt" (2006) y "Comédie de l'innocence" (2000), nacido en Puerto Montt en 1941, es uno de los cineastas actuales más prolíficos, aunque su cine sea conocido sobre todo por el público especializado.

Dice que después de tantos años filmando, el resultado es que sus obras están cada vez más interconectadas. "Los puentes se van volviendo más importantes que lo que conectan. Por ejemplo, siempre me ha gustado jugar con formas proyectadas, con sombras chinas. Así como un chico. Soy muy infantil para filmar. Y estas sombras chinas al principio eran eso nomás. Decorativas. Y poco a poco empezaron a adquirir una función hasta que se transformaron en una teoría. Y eso me ha pasado con muchas otras cosas. Invento un recurso. Y el recurso al final tiene un sentido".

El aspecto negativo de este proceso: "Las películas casi por definición quedan inacabadas, porque se acaban en la próxima. O cuatro películas después".Desde que vive en Francia, el director tuvo que transformar su nombre de pila Raúl en Raoul. "Es un simple accidente burocrático. Si no pongo la o, me llamo 'Raul', pronunciado 'Rol' en francés. Y entonces creen que es un error y me ponen Paul. Los computadores se enojan mucho. Y entonces empiezan los líos con los pagos, los cheques".

Además de cineasta, Ruiz es un estudioso del cine, del arte en general y del pensamiento contemporáneo. Y comparte lo que sabe. Pero no le gusta que lo llamen "profesor", sino "entrenador". "A los alumnos de cine les parece bien que alguien que les hace estrategia militar sea también general y esté en la guerra", explica.

Según su larga experiencia en la enseñanza, la industrialización hizo que el cine se transformara de artesanía en arte y de arte en producto masificado.

"Eso hace que las obras tengan que tener algo en común y parecerse, y los alumnos aprenden una técnica de fabricación, pero se les olvida la creación como locura, como escalofrío".

También notó con el tiempo que las nuevas generaciones dejan de usar algunos músculos de los ojos, que se atrofian con la televisión y las computadoras. "La gente tiende a focalizar y se aburre rápido, porque no hay información lateral, no hay situaciones suplementarias y por lo tanto no hay polisemia o polifonía. Las imágenes quieren decir una sola cosa. Eso está tomado de la publicidad", afirma.

Pero el mayor cambio desde que empezó hasta hora está en la revolución digital. "Yo preferiría seguir trabajando en cine, porque toda mi vida he hecho cine. Pero ya no hay películas que no se hagan en digital. Es inevitable el digital. El mundo va a estar lleno de salas digitales. Se va a proyectar por satélite. Ya pasa en Canadá, que hay un solo empleado en la sala. Abre la puerta, cobra los boletos, vende caramelos y bebidas, aprieta un botón y empieza la película. Después la gente se va y cierra".

Pero el cine digital de alta definición también plantea problemas nuevos, lo que a su vez le resulta atractivo. "Vuelve casi imposible el primer plano, porque se ven los poros, el maquillaje, cosas que a mí no me chocan, pero que extrañan. De repente tres primeros planos de la misma persona parecen tres personas distintas. La fotogenia, o sea aquello que hace distinguible a un personaje, hace implosión. Hay demasiada información".

Por lo tanto, plantea: "Es mejor usar planos de conjunto. Eso hace que haya que inventar un nuevo tipo de puesta en escena y que todos los elementos que están a la vista converjan o diverjan y jueguen entre ellos entre convergencia o divergencia. Y ese es un problema completamente nuevo".

Mientras se deja agasajar por Buenos Aires y sus muchos cinéfilos, su mente sigue en el trabajo que está terminando ahora, el número 108, según Imdb.com, la mayor base de datos sobre cine en Internet. Se trata de "Misterios de Lisboa", basada en una obra de Camilo Castelo Branco.

"Está hecha a la manera de una telenovela, de un folletín del siglo XIX. La peripecia domina sobre la trama central. Es cine, pero es televisión también. Son tres largometrajes para televisión. Y una película de tres horas. Pero como es portuguesa y los portugueses practican una forma de incoherencia que a mí me gusta mucho, la película no es la síntesis de la serie, sino que es otra cosa. Hay que hacerla aparte. Es una precuela. Pasa veinte años antes que la serie".

Por ahora no piensa en regresar a su país de origen. "A Chile no hay que volver, hay que estarse volviendo. Ahora murieron mis padres y tengo la casa de ellos allí. Pero prefiero tener proyectos en otras partes. Digamos que en Chile me siento un poco como pollo en corral ajeno".

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?