Zi¡ e zie

"Caetano" a secas, sin apellido, es como se identifica en la carátula al autor de este extraordinario álbum, y no hay necesidad de más. Cuatro décadas de dedicación profunda a la música y a la reflexión sobre la identidad brasilera le han brindado a Caetano Veloso la merecida figuración de un clásico, reconocible a estas alturas mucho más por su irrenunciable vocación de búsqueda que por un estilo convencional en el que acomode clasificarlo. Zi¡ e zie, su nuevo disco, es prueba viva de esa inasibilidad estética: esto no es rock, bossa nova, fado ni samba; y a la vez es todo eso según la lectura de un librepensador de 66 años de edad aún dispuesto a experimentar, y vaya con qué elegancia. Según la licencia, éste es un disco maravillosamente caetanístico.

La frescura y sobria dirección que le ha dado a esta aventura es lo más sorprendente de Zi¡ e zie, segunda grabación (luego de Cê, hace tres años) en la que Veloso se apoya en la interpretación y parcial composición del trío conformado por Pedro Sá (guitarra), Ricardo Dias Gomes (bajo) y Marcelo Callado (batería). Son músicos jóvenes, no mayores de 35 años, que le brindan al álbum los timbres infinitos de una imaginación atrevida, pero también una muy inteligente medida para la dirección que debe dársele a la mezcla de géneros.

"Transrock" llama al grupo a su invento, aunque también podría llamarse "transamba" o "transrap", si se considera, por ejemplo, el camino bailable que toma un tema como "Ingenuidade" (uno de los dos covers para viejos temas popularizados por Clementina de Jesus) o la protesta política rimada a golpes en la elocuente "Base de Guantánamo". La alusión a Madonna en la encantadora "Diferentemente" es, al final, "transpop". No es que Veloso esté inventando nada al saltar con esta comodidad entre formas diversas, pero es asombroso cómo mantiene en ese cruce un distinguible apego al espíritu de la canción popular brasilera, y al sello autoral de fineza y observación social distinguible en él desde tiempos de la revolución tropicalista, en los '60. Es esa libre coherencia lo que hace a un artista merecer el calificativo de tal, y que en Veloso asienta a una carrera con más mirada de futuro que acomodo en el pasado.

—Marisol García