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Un guitarrista chileno suelto en el mundo

Lleva diecisiete conciertos en Italia y Alemania desde abril pasado, y tiene otros diecisiete programados en Francia y Canadá hasta julio. Andrés Godoy, un precursor del rock chileno de los '70 y solista con cinco discos grabados hasta la fecha, salta de un continente al otro por el Hemisferio Norte. Para cuando vuelva lo esperan dos discos en los que trabajó como productor: el de las rockeras Lilits y el de Sinergia.

02 de Junio de 2009 | 23:02 |

"Por cierto que es un orgullo lograr esto a puro ñeque", es la conclusión de Andrés Godoy después de hacer un alto en el camino y dar un vistazo retrospectivo a ver por dónde ha andado. Ahora está en algún punto entre las ciudades alemanas de Stuttgart y Hattingen, y lo que ve desde aquí es una gira que inauguró a su llegada a Hamburgo el 6 de abril, que lo ha llevado a dar diecisiete conciertos en diez ciudades de Alemania e Italia, y que en junio y julio va a seguir con otros diecisiete en Francia y Canadá.

En la mitad exacta de esas 34 actuaciones, el guitarrista mira por igual hacia atrás o hacia delante, y en las dos direcciones se ve bueno. A sus 55 años, Godoy trae la experiencia de haber sido un rockero desde fines de los '70 en Chile, de iniciarse como productor musical en los '90 y de mantener una carrera como solista cuyo reciente registro es el disco La risa o el send (2006), el quinto de un repertorio iniciado en 1985. La etapa más nueva es ésta: la salida al mundo. Se trata de la tercera gira del músico tras sus incursiones a EE.UU. en 2007 y a Europa en 2008 como parte de un circuito de cultores de la guitarra acústica y "punteada", técnica también llamada fingerpicking.

-Todo es autogestión -explica Godoy desde Alemania-. Comprendí que a esta altura mejor es no esperar, sino hacer.

Desenchufado en Europa

El origen de la actual gira fue la participación del músico en el festival alemán Open Strings, al que fue invitado en 2008 por el guitarrista y director del certamen, Peter Finger. Desde ahí se ha desenvuelto una agenda de festivales, teatros, circuitos de cafés, centros culturales y universidades.

-Hay una tradición musical de diversos circuitos para el rock, el folk, la fusión, la música docta, los guitarristas acústicos -revisa Godoy-. Estos circuitos tienen un amplio campo de acción, de seguidores y fans en casi todos los países de Europa. No es fácil acceder a ellos, pero cuando te dan la oportunidad se abren esas puertas que normalmente para nosotros, músicos chilenos, o sudamericanos, o tercermundistas, son sólo un sueño.

Jornadas como el encuentro Guitarissimo en Duisburg, el Acoustic Café Cassiopeia en Stuttgart, el Zimmer 16 en Berlín, la Performance Acoustic Guitar en Milán y Verona y el propio Open Strings, en Osnabrueck, son destacadas por Godoy entre las fechas más significativas de este recorrido. "Además de tocar en buenas salas y con excelente público, han significado compartir escenario con otros grandes guitarristas de la escena del fingerpicking", dice. En una de ellas se encontró con el cantautor chileno Carlos Justiniano, iniciado aquí en 1983 y radicado en Alemania desde 1991.

-¿Se conocían de antes acá, qué afinidades hay entre ustedes?
-Conocíamos nuestros mutuos trabajos, pero no personalmente. Carlos que es un fanático de la acoustic guitar y estuvo de público el año pasado en el Open Strings. Ahí nos conocimos. Es un cantautor, trovador, lleva veinte años acá en Alemania y ha realizado una enorme cantidad de conciertos en circuitos de festivales en Europa. Sólo para graficar, ha vendido aquí más de cincuenta mil CDs. Eso significa un montón de trabajo pero además un gran reconocimiento, que por supuesto en Chile nunca, a menos que seas la moda del momento.

Eterno ensueño y cruda realidad

-A propósito, ¿qué echa de menos de Chile un músico con cuatro meses de gira por el mundo? ¿Algo?
-Siempre se echa de menos la familia, los amigos, la raíz, la lengua. Pero el tiempo de echar de menos se compensa con el aprendizaje de nuevos paisajes, sonoridades, culturas.

-¿Qué música nueva has descubierto en el viaje? ¿Básicamente la de tus compañeros de circuito, o has escuchado otras cosas?
-Los viajes siempre regalan algún nuevo descubrimiento, y también se redescubre algo -dice, y menciona a guitarristas como Petteri Sariola, Xavier Rudd, el coreano Shunga Jung, de trece años, o Solorazaf, todos ellos vinculados por el sitio de Godoy en MySpace-. Por otro lado reescuchar Canción del sur de Los Jaivas, las cuecas punteadas de la Violeta (Parra), el punk olvidado de Los Jorobados, ha sido realimentarme con una esencia profunda de la música chilena.

-¿Es posible una comparación entre un circuito como ése y las condiciones que hay para tocar acá, aparte del asunto técnico? ¿Acerca del interés y el trato hacia los músicos?
-Es que en Chile simplemente no hay un buen trato a ningún nivel con los artistas, porque vivimos en una suerte de círculo vicioso de la derrota. Obviamente exceptuando a las seis o siete figuras del momento, el resto de los compañeros músicos vive en el eterno ensueño del artista y la cruda realidad de no tocar por no ser conocidos u olvidados. Es imposible hacer una comparación, estamos en pañales culturalmente. A pesar de ello gozamos de un excelente sustento de creadores, pero la paradoja es que parece que tenemos una gran alma de artistas en un país que no quiere a sus artistas. Los artistas chilenos no tenemos un público chileno. Sólo pequeñas parcelas en pequeños momentos de nuestra historia.

Pese al diagnóstico, Andrés Godoy ha sido prolífico entre su trabajo de gestor de las ministeriales Escuelas de Rock y el rol de productor musical que ha jugado en discos de Los Peores de Chile (Los Peores de Chile, 1994), Los Bandoleros (Los Bandoleros, 1998), Polímetro (Metrópolis, 2000), Tito Escárate y la Muralla China (Flores mutantes, 2000), Los Impecables (Los Impecables, 2003), Keko Yoma y sobre todo Sinergia. En esa banda toca su hijo, el baterista Bruno Brunanza Godoy, y con ellos ha producido los discos Sinergia (2001), Procésalo todo (2004), Canciones de cuando éramos colegiales (2005) y Delirio (2007). La saga no se detiene ahí, y en 2008 saldrán dos nuevos discos con Godoy como productor: el segundo del trío de rockeras Lilits y el quinto de los propios Sinergia.

-¿Cómo fue trabajar con Lilits, qué te parecen ellas?
-Las Lilits son un grupo de tres hermosas chicas con mucho empuje y convicción, eso fue suficiente para empezar un trabajo de producción musical con ellas. Participaron en dos procesos de las Escuelas de Rock y a partir de allí se dió esta posibilidad. Están tocando muy bien, tienen un gran en vivo y el nuevo disco contiene un montón de muy buenas canciones, fruto de un salto importante de la banda a nivel musical, creativo, emocional. Debería ser uno de los discos destacados de bandas emergentes en Chile del 2009.

-¿Y qué se puede saber del nuevo de Sinergia?
-El imperio de la estupidez es el nuevo disco, y desde el sugestivo título Sinergia muestra una nueva cara, aunque en el mismo estilo metal-pajarón, se ríen de sí mismos y se divierten del absurdo de las cosas, porque ésa es su esencia. Es un disco notable en varios aspectos, canciones poderosas, sólidas, divertidas y de profundo contenido social. Una vez más Sinergia realiza en sus canciones una descripción lúcida de nuestra chilenidad.

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