En ''Bansky versus Bristol Museum'', abierto hasta el 31 de agosto, el artista revela su mayor proyecto personal infiltrando y remezclando los contenidos del museo además de su propia obra.
EFESimon Hattenstone trabaja en “The Guardian” y es el único periodista que ha visto la cara del artista Bansky, el hombre sin identidad que por estos días exhibe, legalmente, su mayor colección en el Bristol City Museum, en Inglaterra. Legalmente porque Bansky, cuyo nombre real no se conoce, es el artista más fondeado del mundo. Quizás sea porque el graffiti es su oficio.
Hattenstone lo describió entonces, en el 2003, como “un hombre de 28 años, desaliñado, con jeans, una polera, un diente de plata, una cadena de oro y un aro de plata”. Bastó esa descripción para que docenas de periodistas y admiradores lo buscaran durante la inauguración, el pasado 13 de julio, de su más reciente y popular muestra en su ciudad natal Bristol.
En “Bansky versus Bristol Museum”, abierto hasta el 31 de agosto, el artista revela su mayor proyecto personal infiltrando y remezclando los contenidos del museo además de su propia obra.
El “Bristol Museum” es una institución clásica con estatuas clásicas, animales embalsamados y cuadros de los antiguos maestros. Como dijo Miranda Sawyer a “The Guardian” “es el tipo de lugar al que a uno lo arrastraban durante las visitas de colegio y, Bansky, quien es de Bristol, lo sabe muy bien”.
“En esta exhibición, él se enfrenta a cada ícono de la modernidad, desde Simon Cowell –el jurado que eligió a Susan Boyle en “Britains got Talent”- a quien convierte en un jurado radical de una de las bailarinas de Degas, hasta el parlamento británico, cuyos escaños de congresistas reemplaza con chimpancés”, dice Sawyer. “Claramente un agitador de lo políticamente correcto”, agrega.
Desde sus inicios Bansky ha sido buscado y no con tanta admiración como hoy. Su carrera como grafitero se inició entre 1992 y 1994. El “stencil” y el dibujo a mano alzada fueron, desde un comienzo, sus herramientas predilectas. Debido a la constante persecución de parte de la policía, Bansky se arrimó al stencil como forma de arte por ser la más rápida de realizar. Hoy sus obras de graffiti son venerados. Una reciente antología de su obra es el libro de arte más vendido del mundo.
Kate Brindley, directora del museo de Bristol, aseguró al “Times de Londres” que la exhibición es para Bansky “su forma de devolver algo a la ciudad que lo vio crecer”. Ella fue abordada en octubre del año pasado y juramentada para guardar silencio junto a cuatro trabajadores del museo. “Le dimos un día libre a los restantes trabajadores con la excusa de que se estaba filmando algo. Tomamos un riesgo enorme porque nadie había hablado con Bansky, todo fue a través de sus agentes”.
En el comunicado entregado a la prensa por los representantes de Bansky, el artista dijo “Quizás algún día el arte del graffiti estará colgado en muchos museos y será visto de la misma forma que el arte moderno, aunque personalmente espero que nunca caiga tan bajo”.
Fotos de la exhibición en Internet: http://www.flickr.com/photos/mykg/
En Internet: http://www.banksy.co.uk/