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3.0

01 de Agosto de 2009 | 19:11 |
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En Ruch todo está supuesto para no quitar los ojos ni los oídos del trío frontal de cantantes que forman Luti Lutz, Mai y Ximena Abarca, pero en el fondo hay un equipo determinante en el que fijarse. En el primer disco de este grupo pop chileno están las canciones originales del compositor Gustavo Pinochet, el mismo de Kudai y SUM, bajo la producción musical de Rodrigo Coti Aboitiz, fundador de La Ley y Saiko, y con una grabación a cargo de un equipo binacional hecha entre Chile y Argentina.


Algo a la antigua sí hay: desde su debut en 2008, cuando era un cuarteto junto a la guitarrista Berni Traub, Ruch lanzó primero varios singles con sus respectivos videoclips, y sólo en 2009 los juntan en un disco de ocho canciones. El sonido queda claro desde el comienzo, con cuatro compases de guitarra metalera, otros cuatro de electrónica y de ahí en adelante una producción ambiciosa que echa mano a ingredientes del pop, el rock, las bases programadas y el quejido sensual aprendido del R&B para salir a ganar. También hay efectos colaterales. La pronunciación se pone recargada al punto de que en un verso se oye "Es caridad" cuando en realidad es "Oscuridad", o de verdad se escucha con todas sus letras la línea "Quiero reír, sentir, chingar" aunque la letra oficial es "Quiero reír, sentir, llegar", y entre la primera estrofa y el coro de la canción "Lujuriar" es difícil entender todo lo que una de ellas canta, si es que no es otro idioma. En cambio cuando sí hablan en otro idioma todo es más claro. Esa canción se llama "Alright", el autor escribió ahí versos como "Vamos a jugar y a fornicar" para que canten las niñas y la mejor definición está en la misma letra: "Es la onda horny by Ruch".


Gran parte del énfasis en Ruch está puesto con razón en las voces, a cargo de un equipo formado por el propio Gustavo Pinochet y por Celsa Mel Gowland, una cantante cuyo nombre ya se conocía en los años de la escena pop de los '80 junto a grupos como Fricción en Argentina. Luti Lutz tiene el más grato timbre de voz, melódico y con intención. Ximena Abarca canta muy bien en ese registro de cantante pop con adiestramiento R&B y el disco está plagado de momentos a lo Christina Aguilera. Las tres arman a menudo un juego de combinaciones, como cuando en el coro "Sí, no / Blanco, negro / Todo, nada" se turnan la voz en un efecto bien logrado. El mismo juego hacen en "Dónde", entre los versos sucesivos "Quiero verte beber mi piel" (Abarca) / "Quiero que bebas algo de mi dulce piel" (Lutz) / "Que te  sumerjas en mi oscuridad" (Traub) / Que de tu mierda ya no puedas más tragar (Mai)". Una en cada estilo, ahí Ruch deja delineados los poderes de cada una de sus integrantes.

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