EMOLTV

De Luis Advis, Cantata Rock Santa María de Iquique

14 de Septiembre de 2009 | 10:05 |

Para bien o para mal, una noción que no abunda entre músicos jóvenes en el trance cada vez más frecuente de "descubrir" un repertorio histórico es el respeto. Tampoco es que tenga que ser ley: se consiguen disparates pero también aciertos al intentar renovar en tradiciones como el folclor, la cueca o la Nueva Canción Chilena en el nombre de la innovación. Pero por eso sobresale el Colectivo Cantata Rock, grupo formado en 2007 por músicos jóvenes de Quilapayún e Inti-Illimani Histórico junto a la banda de rock Chancho en Piedra para recrear la Cantata Santa María de Iquique (1970), de Quilapayún, un disco fundamental de la música popular chilena. Sobresale porque es una muestra de respeto.

Respeto no es una categoría moral aquí, sino musical. Si había que actualizar la Cantata, estos hombres eligieron hacerlo en el plano de los timbres, es decir en los sonidos de los instrumentos, que es el nivel más notorio pero al mismo tiempo el más inmediato, y respetar las melodías, armonías y ritmos que son el nivel profundo, el corazón de la composición, no su vestidura. Desde el comienzo se notan sutiles cambios de ritmo, armonía y ejecución, pero el sello de este disco va a ser sobre todo la sustitución de instrumentos. Si la Cantata '70 fue hecha con quenas y charangos, ahora está replicada minuciosamente con guitarra eléctrica y teclados, y si estaba cantada con aires solemnes, ahora se oye en las voces más desgarradas y sensibles propias del rock.

Era la mejor opción, porque a la primera escucha vuelve a ser evidente lo logrado de la composición original de Luis Advis para esta obra. Y sin embargo cuando hay cambios la Cantata los asimila bien. En la canción "El sol en desierto grande" son pinceladas entre el piano eléctrico blusero y la voz rockera alternativa a lo Mike Patton de los hermanos Ilabaca en Chancho en Piedra. Y cuando en "Se han unido con nosotros" el acento rock es de verdad pronunciado, tampoco es una intervención forzada. "La cantata tiene un alma súper rockera", decían estos músicos antes de estrenar la obra en diciembre de 2007, y ahora queda claro lo bien que ella se amolda a las intensidades y los ritmos del rock. Por ese lado esta música se conecta con las alturas de Machu Picchu según Los Jaivas, con el metal progresivo como género y hasta con óperas rock como Jesucristo Superestrella por las influencias soul que Camilo Salinas comanda desde un órgano marca Farfisa o un piano eléctrico marca Rhodes. Y hay detalles emotivos como escuchar la canción "Soy obrero", grabada en el original por Willy Oddó y esta vez en la voz de Ismael Oddó, su hijo y el director de esta versión. La cantata ahora es rockera pero el fondo es el mismo, musical y hasta sanguíneo. Es la explicación concreta de que la obra no pierda su familiaridad y de que el efecto sea de fidelidad y al mismo tiempo innovación.