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Christina Rosenvinge al pie de las canciones: "La música no está en crisis"

Suave pero cotundente, como su propia presencia en el pop, la cantautora española desgranó la actualidad de la industria en su paso por México y revisó las delicias de su Labio superior, el disco que está presentando en vivo.

23 de Septiembre de 2009 | 15:00 | EFE
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Chica blondie. Christina Rosenvinge prsenta en vivo su Labio superior en México.

El Mercurio

CIUDAD DE MÉXICO.- Para la cantautora española Christina Rosenvinge, la creatividad musical sigue intocable en medio de las mareas de la crisis económica, pero sí se avista zozobra en el horizonte con presupuestos menguantes para grabar discos.

"La música en sí no está en crisis, creo que hay cosas interesantes saliendo cada día. Lo que está en crisis es el formato y eso afecta más de lo que la gente quiere admitir". Rosenvinge, que el pasado lunes actuó en el Lunario del Auditorio Nacional de la capital mexicana, desgranó con lucidez sus pensamientos sobre lo que vendrá, apoyada por su característica voz sensual.

"Dentro de unos años nos encontraremos con que hay un montón de discos míticos que están mal grabados por falta de presupuesto”, apuntó. La razón, que la crisis de las discográficas, golpeadas por la piratería, hace que cada vez se otorgue al artista menos dinero para su álbum.

"Cada vez nos están dando presupuestos más y más bajos de grabación, y eso afecta directamente a la calidad de la música que la gente escucha,” agregó. Y aunque la música en vivo no se haya visto tan afectada por la piratería y la crisis económica, “lo que queda es la música grabada”, apuntaló, suave pero con contundencia.

Labios de fuego

Su más reciente trabajo, Labio superior (2008, Warner Music Spain), se generó de una manera “muy visceral,” explicó Rosenvinge. "Cuando estaba escribiendo lo hice de una manera muy inmediata, con muy pocas correcciones, y cuando grabamos las canciones también, ensayamos en cinco días, toda la banda, no hubo retoques, al viejo estilo”, recapituló.

No le ha ido nada mal con el disco; está satisfecha de que la crítica le haya dado su visto bueno y, al mismo tiempo, el público haya pasado por caja. “Y eso es estupeeeeendo,” ríe echando la cabeza hacia atrás. Era algo que no se esperaba.

Su carrera ha pasado por momentos de diferente intensidad comercial y ha derivado en las últimos años del estereotipo rockero hacia lo introspectivo, lo frágil y el desencanto, con una trilogía de discos en inglés, más difíciles y personales. "Éste es un disco más compacto, más directo, a lo mejor más sencillo que otros que he hecho,” analizó Rosenvinge, que en el recital del lunes vistió de un riguroso negro que la camuflaba en la oscuridad del escenario; un camuflaje que su melena rubia y sus labios rojos tiraban por tierra.

Mientras cantaba ese día, arrobado en sí mismo, un joven delgado de camiseta roja, recién inaugurados los 20, escuchaba a quien parecía haber esperado tanto tiempo para ver actuar y cantaba línea por línea canciones que -daba la impresión- eran para él lo más importante del mundo.