Hermanos dicharacheros. Desde los versos más píos hasta la picardía propia de la familia mostraron Marcial y Eleodoro Campos en su concierto de despedida de la capital.
Christian ZúñigaTienen cuecas del año que les pidan, y eso es literal al menos en lo que toca a los últimos setenta años, los mismos que Los Hermanos Campos celebraron anoche en un concierto de gala en tributo a su trayectoria que terminó en fiesta en el Teatro Caupolicán.
Con la sapiencia que sólo pueden dar siete décadas continuadas de trabajo arriba de los escenarios, Marcial y Eleodoro Campos arrasaron con un repertorio capaz de iniciarse en cuecas de versos tan píos como "Virgen del Carmen tan bella" y "Lo más lindo que hizo Dios", para después avanzar por himnos nacionales como "Los lagos de Chile", bellezas melódicas de la estatura de "Ya repican las campanas" y la picardía que es la marca de fábrica de la casa, tal como se oye en la cueca "Te miro la cara y me da sed", original de Marcial Campos y éxito donde la pongan.
Un Teatro Caupolicán abarrotado con cerca de cinco mil espectadores vitoreó al célebre dúo de Longaví (que provenía originalmente del pueblito al interior llamado Cantentoas, dado que todas las familias cantaban cuecas) en una de las actuaciones con que Los Hermanos Campos están despidiendo su carrera y conmemorando sus setenta años de actividad. Y al mismo tiempo fue una gala, conducida y organizada por el animador Enrique Maluenda y con cantantes y conjuntos que llegaron a presentar sus respetos.
Las coreografías del ballet Tierra Chilena, el entusiasmo ante las tonadas y la música típica chilena de Los Huasos de Algarrobal, el éxito de ribetes calcetineros de un incombustile Pedro Messone entre la audiencia, la voz en gran forma de Ginette Acevedo y el manejo escénico a toda prueba de Jorge Yáñez precedieron al dúo.
Y Los Hermanos Campos fueron acompañados por cuantiosos hijos y nietos que secundaron a ambos patriarcas con panderos, guitarras, un bajo eléctrico y bailes. Mientras al cierre de esta edición esperaban por tocar Los Chacareros de Paine y los 3X7 Veintiuna, ya había quedado escrito ante una audiencia masiva que Santiago dio la mejor despedida a una dupla de titanes de la cueca.