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Ópera vía satélite

Una conexión en directo con el gran teatro de Nueva York posibilitó la audición en directo de la famosa ópera de Puccini con protagonistas de gran alcurnia.

15 de Octubre de 2009 | 17:09 |

En una iniciativa común para otros países latinoamericanos, Chile se incorporó este fin de semana a las transmisiones en vivo desde el Metropolitan Ópera de Nueva York, que se realizan en el refaccionado Teatro Nescafé de las Artes (el antiguo Teatro Providencia y el original Teatro Marconi), que cuenta con un sofisticado sistema de proyección y sonido, agregando al hecho de estar presenciando el evento en simultáneo con el “Met”, con acercamientos de cámara permiten observar detalles mínimos de vestuario o expresión de los cantantes. También en los entreactos es posible acceder a entretelones y entrevistas con los protagonistas.

Ante una sala casi colmada se presenció una nueva puesta en escena de “Tosca” de Giacomo Puccini. que contó en los roles titulares a la soprano finlandesa Karita Mattila como Floria Tosca, al tenor argentino Marcelo Álvarez como Mario Cavaradossi y al barítono nacido en Tiflis, Georgia, George Gagnidze como el malvado y libidinoso barón Scarpia.

A ratos una demasiado gesticulante Mattila entregó una Tosca que fue evolucionando en lo vocal y en actuación, logrando sus mejores momentos en el segundo acto mientras canta “visi d’arte” intuyendo ya el asesinato de Scarpia. Marcelo Álvarez mostró toda su hermosa y expresiva voz, pero con una actuación que a ratos es poco natural. George Gagnidze conquistó en toda la línea con una poderosa personificación del malvado y a veces repugnante Scarpia, a su bella voz agrega una actuación de notable convicción, impresionante en particular en el segundo acto.

La régie Luc Bondy es muy personal, tal como lo explicitó en las entrevistas, y si pretendió provocar o escandalizar en ciertos momentos, lo logró en base a gestos bastante inútiles, como el beso casi apasionado a la imagen de la virgen al final del Te Deum, el balde con “agua bendita” que sirve para la pila de la iglesia y para limpiar los pinceles del pintor. Ahora si quería demostrar lo libidinoso de Scarpia, no era necesario esa especie de orgía con tres prostitutas -muy hermosas y semi desnudas-, en la que se incluye una “felatio”, por otro lado muy débil fue el suicidio de Tosca desde una puerta al vacío, siendo demasiado evidente el muñeco sostenido por cables desde lo alto, creando un perfecto “anticlímax” salvado solo por la música.

Tampoco nos parecieron acertadas las soluciones para el primer acto, nunca se vio débil y hambriento al fugitivo Angelotti, y tampoco fue eficaz la solución del Te Deum. Sin duda sus mayores logros estuvieron en la actuación de todos los personajes que intervienen en el segundo acto, algo interesante resulta ver a Tosca pensando en suicidarse después de haber asesinado a Scarpia.

La escenografía de Richard Peduzzi desconcierta, en el primer acto expone una iglesia contemporánea que alude al estilo románico, pero con personajes vestidos según la época de los sucesos, el Palacio Farnesio lo transforma en una habitación según la arquitectura de la época de Mussolini, resultando pintoresco que los personajes hablen de las tropas de Napoleón, tal vez lo conceptual del tercer acto con las sugerencias al patio del Castillo Sant´ Angelo, con una oscuridad que jamás llega al amanecer sea lo más logrado.

El vestuario de Milena Canonero bastante detallista, y la iluminación de Max Keller demasiado oscura en el primer acto, plana en el segundo al igual que en el tercero. La dirección orquestal de Joseph Colaneri desajustada y a veces excesivamente lenta en el primer acto, mejorando y acompañando mejor en los actos siguientes.
En resumen una experiencia de mucho valor que pone a disposición del público de Santiago las producciones de uno de los mejores teatros del mundo y en forma simultánea con la función de Nueva York.